14.12.2014 Oficio y docencia

Infortunadamente con la presión de las acreditaciones muchas escuelas de arquitectura se están llenado de teóricos, lo que es sin duda bueno, pero que no practican el oficio que pretenden enseñar, lo que definitivamente es muy malo. Se precisa un profesorado conformado por arquitectos que hayan teorizado sobre el oficio que practican, y por especialistas de verdad, y no meros “expertos” que como dicen que decía Frank Lloyd Wright creen que lo saben todo y ya no piensan.

Pero ahora deberán preocuparse por la equidad urbana. Como dijo Jane Jacobs en su crucial libro de hace mas de medio siglo (Muerte y vida de las grandes ciudades, 1961) “el camino que conduce al centro del aparentemente misterioso y perverso comportamiento de las ciudades es uno solo: observar atentamente, con las menos pre-expectativas posibles, las escenas más ordinarias, los acontecimientos más corrientes, e intentar averiguar después lo que signifi­can y si entre ellos discurre algún vínculo que les de coherencia.” 

En Latinoamérica las ciudades mas grandes están en los valles interandinos. Su rápido crecimiento permite que la propiedad privada y el negocio inmobiliario lleven al mal uso del suelo y la crisis de su transporte y espacio público. Habría que proyectar sus nuevos edificios para que las completen, y no extenderlas mas controlando su falsa obsolescencia pues sus formas pueden evolucionar para nuevas funciones con técnicas que progresan. 

Las ciudades no son sólo reflejo de cambios sociales y económicos, pero aquí sigue interesando mas lo que pasa en ellas que el artefacto. Su pasado está presente y es ejemplo para el futuro. Escenario de la cultura y la democracia, son un palimpsesto en el que se lee su historia, son la obra más compleja del hombre y concentran su poderío. Producto de sus actividades básicas generan otras, mas poco cambiaron hasta el siglo XX y ahora deben conjugar lo moderno con lo pre moderno.

Los españoles impusieron en sus colonias manzanas ortogonales y patios pero las nuevas repúblicas volvieron sus plazas parques, y después los carros, puentes, ampliaciones viales y autopistas las invadieron. Las fachadas se alteraron, no se ampliaron los andenes y se dejaron amorfas “zonas verdes”, y ahora se “modelan” edificios arbitrarios en su forma y materialidad, falsamente complejos, que ya no celebran ni glorifican nada, y que se “colocan” ignorando lo pre existente.

Mas lo verdaderamente nuevo sería retomar los viejos aciertos, para que las ciudades sean otra vez contextuales, sostenibles y peatonales, según su geografía y tradiciones, sin excesos ni pretendiendo ser originales. Ya muy cuestionada la “modernización” universal, los nuevos arquitectos podrían ayudar a la equidad urbana, pero muchos de sus profesores no practican lo que enseñan y los que practican no teorizan, o no enseñan, y los maestros han muerto. 

La arquitectura, hay que recordarlo, es proyectar espacios para la vida, según diferentes geografías e historias, que generan volúmenes que conforman ciudades, lo que pasaron por alto las “estrellas” internacionales preocupados apenas por el espectáculo. Relacionada con el arte, el poder y el gusto, ahora debe ser mas ética para no dañar mas las ciudades y el planeta. En el trópico debe ser diferente a la de los países con estaciones y no una moda mas.

Columna publicada en el semanario virtual caliescribe.com. 14.12.2014

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