Columna publicada en el diario El País de Cali 21.07.2005
21.07.2005 En memoria de Rafael Gutiérrez
"La situación en la arquitectura moderna es
un hecho muy poco satisfactorio, casi tan caótico e irracional como la
situación política del mundo moderno” decía hace medio siglo Lewis Mumford (La
carretera y la ciudad, 1963). De hecho, la arquitectura y el urbanismo modernos
fueron en muchos aspectos un fracaso. Sobre todo en las ciudades
latinoamericanas en las que, junto con su rapidísimo y voluminoso crecimiento
durante el siglo XX, destruyeron sus pequeños y frágiles cascos coloniales
conformados lentamente, a diferencia de las europeas en donde, cuestionadas
desde sus inicios, las nuevas tendencias poco afectaron sus antiguos, grandes y
fuertes centros históricos. Fuimos los ingenuos conejillos de indias de una
modernidad y progreso ideales con el resultado de que nuestras ciudades son, en
general, las mas incomodas, inseguras y feas de la actualidad. Pero aun no lo
reconocemos.
La mejor arquitectura del mundo siempre ha
respondido a la utilitas, firmitas y venustas que indicaba Vitrubio en su
tratado de hace veinte siglos, retomando antiguas tradiciones. Ha sido hacer
que los edificios sean útiles para los usos para los que se proyectan y las
expectativas, costumbres y modo de vida de sus usuarios. Que sean firmes y
seguros, pero adaptables y reusables pues duran mas que los conmitantes que los
solicitan, los fines para los que se proyectan y las circunstancias en las que
se construyen. Que se adecuen con belleza, gracia y finura a los climas,
paisajes, tradiciones, recursos, requerimientos y circunstancias existentes en
las ciudades o lugares en donde se levantan. Que cuidadosamente se implanten
con discreción o se emplacen con majestuosidad, como tambien pide Vitrubio.
Hoy se habla de arquitectura verde,
bioclimática, ecoeficiente, apropiada, o sostenible. O, New Vernacular
Architecture (Vicky Richardson; 2001), que es la que se ocupa de la renovación
de las tradiciones, técnicas y materiales, la identidad, el paisaje y la
arquitectura cívica, o de retomar las propuestas del Regionalismo crítico
(1985) de Kenneth Frampton. Aspectos todos propios del lugar. Deberíamos, pues,
estudiar las maravillosas arquitecturas tradicionales del mundo similares a la
nuestra, buscando una arquitectura pertinente a nuestras circunstancias,
incluyendo nuestra propia tradición moderna. Pero pasando la cuchilla de Occam
por lo superfluo o vanamente de moda y evitando caer en lo tontamente
folklórico, decididos a alcanzar una estética propia de los sitios construidos,
a partir de una ética con los lugares preexistentes.
Sería una búsqueda culta para encontrar formas,
usos y técnicas adecuadas que caractericen lo local equilibrándolo con lo
universal en un mundo que irremediablemente se globaliza rápidamente. La
arquitectura, mas que otras manifestaciones de la cultura, siempre ha estado
fuertemente determinada por el lugar y el cosmos; la khòra. Y la imperiosa
necesidad actual de que sea sostenible hace que de nuevo sea ineludiblemente
condicionada por el lugar. Por eso es en los paradigmas del pasado, en los que
arquitectura y lugar son dos caras de la misma moneda, en donde se puede
iniciar un nuevo canon que nos ayude a una correcta respuesta a su futuro. Hay
que seguir el ejemplo de los arquitectos que aquí y en otras partes fueron o
son precursores en esto y estudiar sus obras críticamente.
Columna publicada en el diario El País de Cali 21.07.2005
Columna publicada en el diario El País de Cali 21.07.2005
Suscribirse a:
Entradas (Atom)