Columna publicada en el diario El País de Cali 24.08.2006
24.08.2006 En La Tertulia
Hoy, a las 6:30 PM, se inauguran dos exposiciones de
arquitectura fruto de un importante esfuerzo de La Tertulia y el Departamento
de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle, las que
serán acompañadas posteriormente con conferencias al respecto. Tropicales y
modernas: arquitecturas emergentes en Cali, curada por el arquitecto Francisco
Ramírez Potes, y, Arquitectura en Colombia y el sentido de lugar - últimos 25
años, una selección de los arquitectos Sergio Trujillo Jaramillo y Carlos Niño
Murcia para la Seccional de Bogotá y Cundinamarca de la Sociedad Colombiana de
Arquitectos. Se suman a varias muestras sobre el tema realizadas en la ciudad
en las ultimas décadas (casi todas gracias a Ramírez ), las que siempre han
contado con gran afluencia de publico. Sin embargo, para que cumplan con su
propósito de familiarizarnos con la arquitectura, tendrían que ser mucho mas
frecuentes. En este sentido seria conveniente que las ocasionales charlas al
respecto que se realizan en la Seccional del Valle de la SCA, se hicieran en La
Tertulia para que llegaran a un público mas amplio.
La
exposición de arquitectura colombiana lleva un par de años recorriendo diversas
ciudades del mundo y esta organizada en siete temáticas. La disolución de los
limites, Transparencia y levedad, Reencuentro con lo público, Lugar y
preexistencia, La geografía como soporte poético, El recorrido y la experiencia
del espacio, y, Forma y materialidad. Y está acompañada de un completo catalogo
con dos importantes textos: La construcción del lugar y la tradición de la
arquitectura en Colombia, de Niño, y, Arquitectura en Colombia y el sentido del
lugar: encuentros y desencuentros, de Trujillo. De las 48 obras incluidas
apenas hay tres en Cali (una de ellas diseñada en Bogotá), mientras el resto
están, en la gran mayoría, en la capital y Medellín. En la otra exposición se
muestra el trabajo de dos arquitectos, graduados recientemente en la
Universidad del Valle, que busca centrarse en una doble condición con la que
debería cumplir la arquitectura actual en la región; ser tropical y a la vez moderna.
Son
temas todos sin duda pertinentes aquí. Pero apenas una cara de la moneda; la
otra seria, ciudad y arquitectura. Es que es tan equivocado intervenir espacios
urbanos públicos sin considerar su contexto arquitectónico (como el Mio), como
hacer edificaciones sin tener en cuenta su contexto urbano (como el edificio
detrás de Belacazar), incluso cuando sea lejano y apenas una referencia. Y
ambos errores, precisamente, caracterizan en general el quehacer urbano y
arquitectónico actual de Cali; y sus consecuencias saltan a la vista pero casi
nadie las identifica, como tampoco se aprecian las notables excepciones que
hay. Ojala La Tertulia realizara pronto una tercera exposición al respecto, y
traiga tambien a la ciudad la muy completa de Rogelio Salmona, igualmente de la
Seccional de Bogotá y Cundinamarca, que después de ser inaugurada hace unos
meses en la capital inició su recorrido por el mundo. Sin duda su obra se
preocupa siempre por la acertada relación de sus edificios con las ciudades en
la que se levantan.
03.08.2006 ¿Y la arquitectura?
La revista Semana se ha preocupado por la arquitectura
y no apenas por la literatura, pintura, música y cine, lo que es poco usual en
nuestra prensa y por lo tanto elogiable. Pero lamentablemente lo ha hecho hasta
ahora solo con la de otras partes, y ni siquiera con la “mejor” en el mundo,
pero no con la mas interesante para nosotros. O nos a mostrando, como si fuera
propaganda pagada, la que a mala hora se ha puesto de moda en el país y que mas
parece como de otras partes que de aquí. O, mejor, que se parece a las imágenes
(que no arquitectura) que las actuales revistas españolas de arquitectura nos
“vende” a los latinoamericanos, y que replican las colombianas que las imitan.
Es indicativo de un hueco en nuestra cultura que entre
los mas de cien “símbolos” de Colombia que nos propone Semana en su reciente
Edición Especial (julio de 2006) no se incluya ningún edificio, pues incluso en
el texto dedicado a las murallas de Cartagena nada se habla de su arquitectura.
Ni siquiera se propuso la Catedral de Sal, que si bien no es propiamente un
edificio si es arquitectura. Y la explicación no debe ser muy distinta a la de
que Juan Valdez (Colombia es café nos dicen los de la Federación)
entendiblemente no lleve el costeñisimo sombrero vueltiao que supuestamente los
colombianos escogimos como símbolo de todo el país.
Pero si hay algo colombiano en Colombia son sus arquitecturas (como
muchos este es un país de regiones) por la sencilla razón de que si hay algo
que necesariamente se ciñe al lugar es la buena arquitectura. Desde las muy
tropicales casas de Cartagena, que la hacen una ciudad única (aunque ya
amenazada por su éxito), o las casas de hacienda del valle geográfico del alto
Cauca, con sus patios cruzados por acequias y abiertos a las brisas
refrescantes y a ese paisaje que tan bellamente describió Jorge Isaacs en
Maria, y con esa peculiar estructura híbrida, al menos las mas viejas, en la
que se junta el “embutido” indígena, en este caso gigante, con la tapia pisada
que trajeron los españoles del Mediterráneo. Como en Cañasgordas, en donde
sucede El Alférez Real de Eustaquio Palacios. No en vano el mudéjar se da aquí
dos siglos después de México o Perú por lo que deberíamos ya llamarlo mudéjar
colombiano.
Y está nada menos que la arquitectura de la
colonización antioqueña, muy cafetera por cierto, que se desplazó a lo largo de
las cordilleras cubriendo buena parte de ese medio país que es el andino. Y la
vernácula de la despoblada y abandonada costa pacifica, y la de los llanos y
selvas orientales, que retrata contundentemente La Vorágine de José Eustaquio
Rivera, que constituyen la otra mitad de Colombia. O las casas modernas, muchas
con patios, corredores y calados muy nuestros, que se hicieron a mediados del
siglo XX en Cali. Y desde luego la arquitectura de Rogelio Salmona, tan
pertinente a la luz, clima, vegetación y topografía de nuestras ciudades
andinas como heredera de nuestras tradiciones edilicias hispanoamericanas tanto
precolombinas como mudéjares, pero que también ha sabido reconocer las fuertes
diferencias regionales, como en su estupenda Casa de Huéspedes Ilustres en
Cartagena.
Columna publicada en el diario El País de Cali 03.08.2006
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