Columna publicada en el diario el País de Cali 17.04.2003
17.04.2003 Lo innecesario se vuelve feo
Esta certera afirmación del famoso arquitecto
finlandés Älvar Aalto (1898-1976), que nos recuerda Willy Drews, ex decano de
Arquitectura de la Universidad de los Andes (La República, San José, C. R.
3/2003), viene como anillo al dedo al Premio Prizker de 2002 (el Nobel de la
profesión) otorgado a Glen Murcutt, un desconocido arquitecto que trabaja en
Australia. Cambio significativo pues últimamente estaba centrado en las
estrellas del hight tech. Lo apropiado, lo sostenible, lo ecoeficiente, lo
local, lo sensato, lo pertinente, en últimas lo necesario, pasaron a ser lo
importante; lo bello. El premio dado ahora a Jorn Utzon, autor de la maravillosa
Opera de Sydney, lo confirma.
Como
dice Drews, en los países pobres los edificios deben servir mientras su
estructura lo permita. Sus escasos recursos no se pueden invertir en una
arquitectura que “que hoy se mira con admiración, mañana con sonrisa, y pasado
mañana con vergüenza”. Necesitamos, concluye, que mejore con los años y se
adapte a nuevos usos y exigencias. Que considere, hay que agregar, que las
modas en los países ricos son solo algunos edificios nuevos, pocos comparados
con el total construido, mientras que aquí se reflejan en todo lo que se
edifica, de arquitectos o no.
Murcutt nació en Londres en 1936 y creció en
Nueva Guinea. Desde niño su padre lo familiarizó con los diseños de Mies van
der Rohe y la filosofía de Thoreau. Estudió en la universidad de New South
Wales mientras trabajaba con arquitectos. Después de graduarse viajó dos años
por Europa regresando en 1964 a trabajar con una firma de Sydney. En 1970 abrió
allí su despacho buscando las alternativas mas sencillas para su historia,
geografía y circunstancias. En 1992 recibió la Medalla Älvar Aalto -en su
trabajo todo lo necesario se vuelve bello- por una arquitectura cuya gracia es
mas encontrada que buscada y cuyo éxito es que es universal y local,
tradicional y actual pues, como él dice,
“la tecnología es increíblemente importante para que los edificios sean
de hoy y no un reflejo del pasado”. Cree que como arquitectos “tenemos la
posibilidad única de imprimir en un lugar principios valiosos en nuestra época,
para beneficio de las generaciones futuras".
Tambien
hay en Colombia arquitectos que usan los adelantos tecnológicos indispensables
pero no imitándolos todos para estar a la moda, y que, como Salmona, candidato
tambien al Prizker, se preocupan por responder a paisajes, climas y usos,
ateniéndose a las tradiciones y recursos disponibles; pero apenas son
mencionados. Y tenemos la arquitectura y el urbanismo coloniales cuyo ejemplo
sigue vigente después de varios siglos y constituye parte de su valor
patrimonial, pero apenas se valora su carácter pintoresco no su pertinencia, su
pasado mas no su futuro.
Lo
bello lo vemos sólo como apariencia y lo feo como un problema de gustos. Para
desgracia la arquitectura aquí pasa de moda rápidamente y se vuelve fea antes
de que tengamos tiempo de hacerla nuestra concentrándonos en su pertinencia y
no apenas en su imagen. Murcutt será novedad pero no por el sentido de su
apropiada y bella respuesta al clima, paisaje y tradiciones edilicias de un
lugar sino por sus imágenes de hight tech que son lo único que llega a nuestras
facultades, a través de las revistas, en donde, como dice Drews, se vuelven
doctrina.
Columna publicada en el diario el País de Cali 17.04.2003
Columna publicada en el diario el País de Cali 17.04.2003
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