23.03.2017 El conocimiento

La ignorancia de lo urbano arquitectónico (junto con la corrupción, el clientelismo, el individualismo y la carencia de autoridad) es sin duda la causa de tantos problemas en esta ciudad, como lo son la movilidad en ella y su imagen, pues, como dice Jean-François Revel (El conocimiento inútil, 1988) “los malos razonamientos tienen frecuentemente como causa las malas informaciones y a partir de ahí se incrustan en la opinión y ya no hay nada que pueda desalojarlos”. Por ejemplo la vulgarización aquí de la arquitectura y el urbanismo “modernos” y ahora la arquitectura espectáculo.

Como dice Mario Vargas Llosa, aunque no se refiere concretamente a la arquitectura, (ya se dijo en esta columna, 10/05/2012), “la popularidad y el éxito se conquistan no tanto por la inteligencia y la probidad como por la demagogia y el talento histriónico”, pues “el valor supremo es ahora divertirse y divertir” (La civilización del espectáculo, 2012).  En otras palabras modas que pronto pasan de moda; flores de un día, extrañas y caprichosas mas no bellas ya que no obedecen a ciertas características que en general se han considerado en el mundo occidental como atractivas, deseables y bonitas.

Y el problema mas grave es que mientras los espectáculos pasan esos edificios quedan, ya marchitos, y peor aún cuando los que han quedado, y se han convertido en hitos de la ciudad, se los demuele, como es el caso lamentable de Cali, ciudad en que lo que se ve por todos lados es un caos visual al que sólo salva su bello y contundente paisaje de lomas, cerros, farallones y cordillera y a sus pies un ancho y verde valle, pero que pareciera que poco se aprecia ya que tanto se lo maltrata.

De otro lado “la teoría, es decir la interpretación, llegó a sustituir en muchos casos a la obra misma, a convertirse en su razón de ser, usando el leguaje mas abstruso y falazmente científico”, según nos recuerda Vargas Losa que lo había planteado Jean-François Revel en Pourquoi des philosophes? Consecuentemente, la acción y efecto de conocer, pasa a ser un objetivo de primer orden a partir del entendimiento, la inteligencia y la razón implícita en lo natural. En fin, noción, saber o noticia elemental de algo.

Saber que es lo que distingue a las personas cultas y no apenas eruditas, es decir esas que sólo conocen con amplitud los datos relativos a una ciencia o arte y que, como se dice que decía Frank Lloyd Wright, y también ya se dijo aquí (12/02/2009) han dejado de pensar y solo saben. Por su parte, los que piensan pero no saben, en lugar de quedarse callados deben informarse y preguntar. ¿Pero cómo mantener callados a los que no saben ni piensan? Toca oírlos con paciencia por que eventualmente dan con algo nuevo o importante.


La cultura, por lo contrario, es un conocimiento mas amplio de muchas cosas pero que se interconectan. Un conjunto de conocimientos que permite desarrollar un juicio crítico sobre de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc., como dice el Diccionario de la Lengua Española, DLE.  Y, pensaba el filósofo griego Epicteto (Hierápolis, 55 – Nicópolis, 135), sólo el hombre culto puede ser libre; al fin y al cabo era un estoico que vivió parte de su vida como esclavo en Roma.

Columna publicada en el diario El País de Cali. 

02.03.2017 La tradición

En diferentes partes de Centroamérica y norte de Suramérica se desarrollaron variaciones de una misma arquitectura doméstica de tradición hispanomusulmana. Pero con ciertas variaciones debidas a los diferentes paisajes, pero sobre todo si se trata de casas en las poblaciones o en el campo, y mucho mas en estas últimas, las que hasta hace poco mas de medio siglo eran las mas importantes y numerosas.

En las casas de hacienda y en general en las casas campesinas, priman los corredores periféricos que miran al paisaje y los patios son abiertos por dos o tres lados, mientras que en las viviendas urbanas sus corredores, mas estrechos, giran alrededor de uno o dos patios, que con frecuencia son medios patios cuyo cuarto costado es un muro, terminando en solares, los que en los muy pequeños cascos urbanos iniciales daban al campo.

A continuación cinco ejemplos actuales de dicha arquitectura en el trópico templado y húmedo y quebrado del valle del río Cauca, ya mencionados en columnas anteriores: tres casas aisladas cerca a la ciudad, un pequeño condominio en un suburbio, un edificio pequeño, la remodelación de cuatro casas en un barrio tradicional, cerca al Parque del Acueducto de San Antonio, que en realidad podría ser, con el del Mirador de Belalcazar y el de la Colina de San Antonio, un gran parque metropolitano justo al lado del Centro de la ciudad.

Abajo del mismo, en el tradicional barrio de San Antonio las cuatro casas remodeladas son de medios patios y el aporte es haberlos no apenas conservado sino valorado, pues lamentablemente la tendencia allí, una torpe vulgarización de la arquitectura moderna, es cubrirlos. Igual que en esta ciudad se cierran con vidrio los balcones de los apartamentos, anulando su climatización pasiva y el grato disfrute del viento.

En Miraflores, en el pequeño edificio mencionado, un pequeño apartamento acoda un patio con estanque con vegetación y peces; dos apartamentos, uno grande y otro pequeño, tienen sendas terrazas; dos pequeños y dos grandes cuentan con pequeños pero profundos balcones, y uno de estos últimos además disfruta de una azotea mientras el otro tiene su área social debajo de una techumbre a cuatro aguas. Es decir, todos son parecidos mas no iguales, como lo es la arquitectura tradicional.

Camino a Buenaventura, el cuarto ejemplo, las tres casas de fin de semana, dos a este lado de la cordillera y una al otro, cuentan en conjunto con corredores, patios abiertos, terrazas, azoteas, y cubiertas inclinadas. Espacios y volúmenes presentes en la tradición rural de la región, como de la vivienda de veraneo, y de acuerdo con sus diferentes climas, relieves, vegetaciones y paisajes.

Igualmente hay corredores, patios adosados, terrazas y techumbres en las seis casas del pequeño condominio al sur de la ciudad. En estas la vida se lleva preferencialmente en sus corredores, como en las casas de hacienda, y las salas y comedores convencionales poco se usan y pasan a ser mas un símbolo y una alternativa para cuando llueve o hace algo de frio o el sol da en el corredor.


Tradición arquitectónica, la del valle del río Cauca, que es preciso conocer y reinterpretar de acuerdo con el paisaje cultural debido a su muy confortable clima de la región su relieva de “plan” y “loma”, su muy variada, frondosa y verde vegetación, que proviene de su pasado de casas de hacienda de corredores y urbanas de patios, a los que se han agregado terrazas y azoteas desde luego igualmente de tradición hispanomusulmana. 

Columna publicada en el diario El País de Cali. 02.03.2017