28.05.2012 Lecturas

Una bibliografía básica debería estar a mano en todas las bibliotecas de las escuelas de arquitectura, incluyendo textos recientes ademas de los “clásicos” propuestos a continuación. Son apenas unos 30 libros para estudiar, lo que daría unos seis por semestre suponiendo que se agreguen otros tantos para las diferentes asignaturas. Y además en varios de ellos solo habría que considerar los capítulos mas pertinentes.

Comenzar con Leland M. Roth, Entender la arquitectura / sus elementos, historia y significado, de 1993, y Jhon Julius Norwich, Gran arquitectura del mundo, de 1975, y el de Wolf Schneider, De Babilonia a Brasilia, de 1960, y Edward Allen y otros, Cómo funciona un edificio, de 1980, para enterarse de la complejidad técnica del diseño arquitectónico, y, finalmente, ubicar todo aquí con Eugenio Barney-Cabrera y otros, Historia del Arte Colombiano, de 1975.

Con respecto a las ciudades hay que comenzar con el de Lewis Mumford, La cultura de las ciudades, de 1938, continuar con el de Sibyl Moholy-Nagy, Urbanismo y Sociedad,. de 1968, y el de Jane Jacobs, Vida y muerte de las grandes ciudades, de 1961. Y para relacionar la arquitectura con las ciudades, el de Aldo Rossi, La arquitectura de la ciudad, de 1968, y el de Camillo Sitte, Construcción de ciudades / según principios artísticos, de 1889.

Para la teoría primero Bruno Zevi, Architectura in nuce, de 1960, y Giulio Carlo Argan, La Historia del Arte como Historia de la Ciudad, de 1983, y ahí si la Historia de la teoría de la arquitectura, de Hanno-Walter Kruft, de 1985, para pasar a la arquitectura moderna con Espacio, tiempo y arquitectura de Sigfried Giedion, de 1941, y poner todo esto en el contexto nacional con el de Sergio Trujillo,y Carlos Niño, Arquitectura en Colombia y el sentido del lugar Últimos 25 años, de 2004.

La historia de la arquitectura cuenta con el libro de Sir Banister Fletcher, de 1896, actualizado periódicamente hasta el presente, y el de Bruno Zevi, Historia de la arquitectura moderna, de 1950, actualizado en 1996. Y el de Fernando Chueca-Goitia, Invariantes castizos de la Arquitectura Española – Invariantes en la Arquitectura Hispanoamericana, de 1970, el de Ramón Gutiérrez, Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica, de 1992, y el de Silvia Arango, Historia de la arquitectura en Colombia, de 1989.

Y para el caso de Colombia el de Jacques Aprile-Gniset, La Ciudad Colombiana / Prehispánica, de Conquista e Indiana, de 1991, y La ciudad colombiana. Siglos XIX y XX, de 1992, el de Carlos NIÑO, Arquitectura y Estado, de 1991, y el de Germán Téllez, Rogelio Salmona, Obra completa 1959/2005, de 2006. Y para el de Cali, el de Santiago Sebastián, Arquitectura colonial en Popayán y Valle del Cauca, de 1965, y el de Rodrigo Tascón, La arquitectura de Borrero, Zamorano y Giovanelli.

Finalmente, está la Metodología del diseño arquitectónico de Geoffrey Broadbent y otros, de 1966, La coordinación modular de Caporioni, Garlatti y Tenca-Montini, de 1960, y Sol Power, 1996, de Sophia y Stefan Behling, y para las condiciones locales, de Victor Olgyay, Clima y Arquitectura en Colombia, de 1968, y La arquitectura de las casas de hacienda en el Valle del Alto Cauca, de Benjamín Barney y Francisco Ramírez, de 1994.

Adendo: Víctor Andres Alcalde Rios
mayo 29, 2012
 Creo que le faltan algunos como: Moral y arquitectura (David Watkin), Ornamento y Delito (Adolf Loos), Complejidad y Contradicción en la Arquitectura (Robert Venturi), Hacia una arquitectura (Le Corbusier), algunos de Manfredo Tafuri, Rem Koolhaas y principalmente Aldo Rossi.


Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.com. 28.05.2012

17.05.2012 Simetrias

Las cosas que se mueven, como gotas, proyectiles, vehículos y animales,  y por supuesto el hombre, suelen tener una simetría bilateral. Son simétricos a izquierda y derecha  del eje del movimiento y asimétricos en sus partes delantera y trasera. Los  edificios no se mueven pero sus usuarios y visitantes sí. Entran, los recorren y salen a lo largo de su eje de composición. Eje que en la arquitectura islámica, y por la tanto en la hispanomusulmana y en consecuencia en nuestra arquitectura colonial, se acoda generando mas sorpresas, y mas emociones cuando se lo combina con los remates propios de las composiciones axiales, y casi siempre tiene vanos y otros elementos que se repiten. Es decir, esta larguísima tradición arquitectónica originada alrededor del Mediterráneo, comporta los tres tipos de simetría que reconocen los matemáticos: la que es el reflejo de la mitad de la figura sobre un eje de simetría, como en una M; la mitad que rota 180º sobre un punto, como en una S, y la que se traslada lateralmente como en una serie: KKKKK (G. Szpiro, La Vida Secreta de los Números, 2009).

            Desde la antigüedad los edificios simétricos, que lo solían ser casi todos, presentan algo que rompe su simetría y genera su belleza. Como lo saben todos los artistas plásticos, incluyendo los arquitectos, lo atractivo aparece cuando la composición se desequilibra intencionalmente. Es el caso de las pirámides de Kefren y Mikerinos, las dos al mismo costado de la Gran pirámide de Keops; del Partenón que se lo aprecia obligatoriamente al salir de los Propileos; del Coliseo en Roma que por su planta ovalada es difícil ver de frente y cuyas ruinas son ya del todo asimétricas; de San Vitale antes de que fuera destruido su atrio atravesado; de la catedral de Chartres con sus dos torres tan diferentes; del Capitolio, en el que Miguel Angel se cuido de que sus tres edificios conservaran algo sus diferencias; e incluso en el Versalles de Luis XIV, la iglesia y la sala de opera rompen su simetría pese a que como decía madame de Maintenon, su última favorita y esposa secreta,  “con él sólo importa la grandiosidad, la magnificencia y la simetría”.

            El neoclásico, tan simétrico, solo lo es esplendorosamente cuando su simetría es una traslación, como el Altes Museum. Pero con frecuencia solo es ingenuo, como en nuestras nuevas capitales durante el siglo XIX, pues la indiscutible belleza del Capitolio Nacional en Bogotá, por ejemplo, se debe en parte a la fuerte inclinación de la Plaza de Bolívar, en la que está emplazado, y que tan bien manejó Fernando Martínez en la acertada remodelación que le hizo hace ya medio siglo. Y desde principios del siglo XX los arquitectos modernos rompieron decididamente con la simetría, acercándose sin saberlo a las composiciones acodadas de la arquitectura hispano musulmán, como en la Bauhaus,  el Pabellón de Barcelona, o la villa Saboye, y en toda de la obra de Wright, y después ya no habría nada simétrico en la de Aalto o Khan. 

Desafortunadamente nuestros jóvenes arquitectos, tan dados a copiar imágenes espectaculares de las revistas, poco entienden la historia de la arquitectura y menos  conocen las matemáticas, y no saben usar la simetría y su subsiguiente disolución; lo suyo es puro desorden a la moda.

Adendo: la simetría por extensión es algo mas compleja porque los principios de unidad/totalidad, requieren con mayor urgencia la comparecencia del fenómeno de trazado regulador que organice la totalidad, rigiendo la progresión matemática de su extensión (como una “o” que se agranda o, O, de la que habla Roberto Burdiles Allende. O incluso la helicoidal que menciona Javier Echeverry). Si todo esto lo pasamos a una categoría dimensional tan compleja como la arquitectura (espacios que se recorren en el tiempo), vemos la importancia del aspecto perceptivo de la simetría., entendida como la correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo.


Columna publicada en el diario El País de Cali. 17.05.2012

10.05.2012 Espectáculos

Todo lo que Vargas Llosa dice de la pintura y el arte en general, es perfectamente aplicable, y con mayores razones aun, a la arquitectura, la que sorprendentemente apenas menciona una ves, en la pagina 185, en su nuevo libro, La civilización del espectáculo, 2012. Principiando por la democratización no solo de la cultura, de la que él habla, sino de la arquitectura que reemplazó a la antiquísima edilicia, como la llamaba Bruno Zevi, y que produjo las mas bellas y buenas ciudades en todo el mundo pues la arquitectura se reservaba para templos, tumbas, castillos y palacios. E igual que en la cultura, comenzamos hace mas de medio sigo a privilegiar la cantidad a expensas de la calidad, “espíritu de nuestro tiempo” como lo llamaba Ortega y Gasset, al que rendimos pleitesía cada día mas, y para peor de males el precio pasó a confundirse con el valor de las obras de arte… y de la arquitectura,  confusión provocada por el capitalismo y el esnobismo.

            Y por supuesto, como dice Vargas Llosa, en “la civilización del espectáculo, el cómico es el rey” como representante de la ínfima vigencia que hoy tiene el pensamiento y las ideas “pues vivimos en la primacía de las imágenes”, y se “privilegia el ingenio sobre la inteligencia, las imágenes sobre las ideas”. A partir de Marcel Duchamp, de quien por otra parte piensa Vargas Llosa que era un genio, sin duda cambiaron los patrones del arte occidental, y la “noción misma de belleza está tan desacreditada como la clásica idea de cultura”. Y unas décadas después,  a partir del “posmodernismo” generado por la vulgarización y empobrecimiento de la Arquitectura Moderna, un (supuesto) arte reemplazó una técnica, cada vez mas compleja, pero “no obra de mujeres y hombres cultos sino de especialistas”, y la impunidad de las imágenes se apoderó de la arquitectura profesional. Mientras “las letras y las artes se renuevan pero no progresan”, y “no aniquilan su pasado”, como acertadamente observa Vargas Llosa, lo mismo que la arquitectura y por eso  los mejores edificios también “siguen enriqueciendo a las nuevas generaciones y evolucionando con ellas”, independientemente de que la arquitectura en tanto técnica si progresa.             

            De otro lado, asimismo en arquitectura “la teoría, es decir la interpretación, llegó a sustituir en muchos casos a la obra misma, a convertirse en su razón de ser, usando el leguaje mas abstruso y falazmente científico”, como nos recuerda Vargas Losa que lo había planteado Jean-François Revel en Pourquoi des philosophes? Consecuentemente, continua Vargas Llosa, “la popularidad y el éxito se conquistan no tanto por la inteligencia y la probidad como por la demagogia y el talento histriónico”, pues “el valor supremo es ahora divertirse y divertir.” Y el problema  mas grave es que mientras los espectáculos pasan los edificios quedan; quizás por eso Vargas Losa no dijo nada de ellos, y justamente es la razón por la que la Fiscalía del Tribunal de Cuentas de la región de Venecia ha pedido al arquitecto Santiago Calatrava y a su equipo una compensación de 3,4 millones de euros por «daños al erario público» por errores en la construcción del puente sobre el Gran Canal ...” (Boletin de arquitectura Nº347 del 13/04/2012 <ayuda-boletin@arq.com.mx>).

Columna publicada en el diario El País de Cali. 10.05.2012