Para no tener que renunciar como el
profesor Jiménez de la Javeriana de Bogotá, sólo los mejores bachilleres deberían acceder
a las carreras en las universidades. Los demás que aprendan algo en estudios
generales, pues no saben leer y escribir
bien (J. D. Zuluaga El Espectador 19/01/2011). De otro lado, como afirma
el Dr. Patiño, ex rector de la Universidad Nacional, la proliferación de
escuelas de medicina ha desmejorado su enseñanza, por lo costosa, y en
consecuencia su buena práctica (El Tiempo, 02/01/2012). Lo mismo pasa en
arquitectura por los viajes de estudio que habría que hacer, pero sobre todo
porque no hay un acuerdo en su finalidad, y graduamos cientos de “arquitectos” mal
formados, lo que redunda en malas viviendas y ciudades, lo que
nos afecta a todos, tanto
como la demencia de las FARC.
Aparte de manejar la geometría, en la arquitectura hay que poder sentir ambientes
y ver proporciones para poder proyectar
correctamente espacios que se recorren en el tiempo y contienen muebles,
mediante dibujos que hay que “leer”. En ellos la
incidencia de luz, por ejemplo, hay que inferirla, además de que cambia con los
desplazamientos y el paso del Sol. Saber leerla en los distintos ambientes se
vuelve así un asunto de experiencia, la que aun no tienen los estudiantes, pues
solo se adquiere estudiando y visitando paradigmas. Y que estos sean escogidos
por ser edificios seguros, contextuales con su
entorno, sostenibles ecológicamente, bien iluminados y ventilados, y sin
servidumbres visuales, acústicas y olfativas, eventualmente remodelables, y
desde luego bellos y que produzcan emociones.
Habría
que hacer que los estudiantes pongan sombras en sus planos, por la mañana y la
tarde, ya que aquí al medio día el Sol está casi vertical a lo largo del año.
No ver las maquetas desde arriba, como objetos, y como poco se ven los
edificios, y mas vale hacer fotomontajes con ellas en los contextos urbanos de
cada ejercicio y a diferentes horas. Y ocuparse no solo de lo visual sino
también de los detalles, como dice J. Pallasmaa (entrevista con A. Albeascoa, 2006). Siguiendo a Enrique
Buenaventura, que enseñaba solo el teatro que investigaba (J. Vidal, El Tiempo
27/11/2011), se debería usar lo que investigan los profesores para enseñar cómo
se diseña, pues ahora suelen ser temas ajenos a la proyectación, o que no se
busca relacionarlos con los talleres, pese a que estos deberían sintetizar
todo.
Se repiten tópicos sin cuestionarlos
pues muchos jóvenes profesores aun no han aprendido de haber construido lo que
diseñan, y los de tiempo completo no pueden realizar una práctica que no es lo que se hace cuando se
es bueno, sino lo que permite llegar a serlo (M. Gladwell, Fueras de serie, 2009), y los que practican poco teorizan. Mientras tanto, hay que realizar muchos ejercicios de
proyectación, y mucha crítica teórica sobre sus referencias, incluyendo
paradigmas locales. E investigar asuntos engañosamente sencillos, pero básicos de la
vivienda, el tema principal de la arquitectura, como su iluminación y
ventilación naturales y el manejo racional del agua. Es decir, buscar un canon,
que es lo que se puede enseñar a los que quieran aprender. En Cali, la nueva
maestría en arquitectura de la USB-C sin duda ayudará.
Columna publicada en el diario El País de Cali. 09.02.2012