31.12.2016 El emplazamiento

En ¿Qué es la arquitectura? y 100 preguntas más, 2016, Rasmus Waern (1961- ), quien escribe mucho, y Gert Wingärdh (1951- ), quien diseña mucho (tal vez demasiado), destacados arquitectos suecos (Un libro, El País, 24/11/2016), plantean varios asuntos interesantes para todos sobre las ciudades y sus edificios, los que coinciden con lo mencionado reiteradamente tanto en Cali: ciudad y ciudadanos en Caliescribe.com. como en la columna ¿Ciudad? de El País.

Cuestiones como que “parece que las ciudades son las que mejor nos van” (p. 37) y por supuesto no hay mas remedio que así sea, y en las que “la arquitectura es un [autorretrato] colectivo” (p. 50) pues “ningún edificio puede evitar un primer plano” (p. 81), y que tal “parece que nunca nos cansamos de las construcciones ni de las ciudades esculpidas con minuciosidad” (p. 21), aunque en Cali sí que se podría afirmar justo lo contrario, al que la salva su muy esculpido paisaje.

Advierten también que “si el carácter de un lugar es mas impreciso, la responsabilidad a la hora de interpretarlo es mayor” (p. 59) ya que “no existe otra forma de arte que se halle tan arraigada de manera natural a un lugar como la arquitectura” (p. 77) y su tarea fundamental es “crear espacios, incluso en la ciudad” (p. 85). Pero advierten que “la interpretación que afirma que los nuevos edificios deben adaptarse a su entorno es una idea relativamente nueva…” (p. 96).

Por otro lado consideran que “la época contemporánea no siempre exige edificaciones contemporáneas” (p. 6) por lo que “cuanto mas tiempo [duren] los edificios, mejor” ya que “el diseño urbano permanece” (p. 12 y 13) pero que “casi todos los edificios nuevos se construyen donde ya existen otros” (p. 17). De ahí que “…el conflicto entre la conservación y la renovación […] continuará […] pero siempre resulta razonable solicitar que lo nuevo aporte mas que lo que se lleva” (p. 43). Por eso “los edificios residenciales […] deben ser buenos [pero] los públicos […] deben ser distintivos” […] justo lo suficiente para que se los escuche por encima del coro” (p. 54).

Igualmente señalan que “el ambiente lleno de vida de una calle urbana […] depende del numero de personas que se hallan en el exterior, no en el interior de los edificios” (p. 37). “Los caminos son más rápidos; las calles más lentas [y] mientras una calle tiene muchos destinos, un camino sencillamente vincula dos de ellos” y terminan señalando que “nada ha tenido un impacto mayor en la ciudad contemporánea que el automóvil” (pp. 96 y 97).

Que si bien las normas “evitan que ocurra lo peor [pero] también pueden evitar que suceda lo mejor” (p. 36) “la suma de toda la normativa benevolente puede a menudo conducir a la antítesis de una buena ciudad [y] todos [los] los estándares bienintencionados con respecto a reducción acústica, seguridad, calidad del aire, luz diurna y aparcamiento llevan a algo que es una ciudad decente” (p. 51), y como “una ciudad rara vez está en silencio” (p. 70).

Y como “es posible que la densidad sea una característica distintiva de una ciudad [pero] la proximidad […] es mas importante que la densidad [mas] hay que evitar “ la estrecha dimensión del centro […] y el aislamiento de los suburbios; [sin embrago] el estilo de sus edificios no ejerce un impacto en [su] funcionamiento [pero si] en la conexión de las calles, los accesos peatonales, los espacios comerciales a nivel de calle, así como otras características expresivas” (p. 51).

Artículo publicado en la revista virtual caliescribe.com. 31.12.2016

17.12.2016 La arquitectura en un “cubo”

Los diferentes aspectos de la arquitectura ya están planteadas al menos desde la reiterada triada del arquitecto romano Marcus Vitruvius Pollio (Formia, Italia, c.75 a.EC -15 a.EC), y desde luego hay que estudiarlos a lo largo de las diferentes épocas, pero con diversas visiones. Es decir, en una matriz de tres entradas. Justo como las tres caras visibles de un cubo en una axonometría, como en la esquina de un edificio común vista desde arriba: sus dos fachadas y su cubierta.

Dichos aspectos son: su función, su construcción y su forma, que plantea la triada de Vitruvius, a las que se agrega su emplazamiento, del que igual escribió, primero que todo, y ahora el método de proyectación al final y en conclusión. Las épocas son la prehistoria, la antigüedad, la edad media, el renacimiento y la modernidad incluyendo lo actual. Y las visiones que las estudian son la historia, la teoría, la crítica, el oficio y su aprendizaje. Y de ahí las cinco divisiones de cada cara del cubo.

Y la insistencia en que sean cinco en cada una de estas se debe a que además de coincidir en general con los aspectos, épocas y saberes planteados, permite tener mas opciones, pero mas claramente y mejor desarrolladas, que solamente dos, y con la ventaja del tres (izquierda, centro y derecha; abajo, centro y arriba), pero sin caer en la confusión de un numero superior. Y sobre todo que son mas fácilmente recordables: 1-2-3-4-5, incluso con los dedos de la mano si fuera necesario.

Pero al mismo tiempo es una matriz espacial que contiene 125 ítems (5x5x5) en los que cabe todo lo que hay que saber para una breve introducción a la arquitectura, y que por supuesto definen dicha introducción. Siendo muy fácil, o al menos muy rápido, ubicar cualquier tema en uno de ellos, y relacionarlo inmediatamente con todos los demás que le sean pertinentes, como también identificar pronto las excepciones que inevitablemente siempre las hay, y si es que en realidad lo son.

Este “cubo” de la arquitectura es algo así como un “cubo de Rubik”, pero para des armar, el que era un rompecabezas mecánico tridimensional inventado por el escultor húngaro Erno Rubik en 1974, que era profesor de arquitectura, lo que no es una casualidad. El hecho es que los edificios se arman y asimismo su proyecto, pero siempre siguiendo algún método: analógico, tipológico o canónico, o incluso lo supuestamente espontáneo, o una combinación de estos, consciente o inconscientemente.

Además el cubo es una figura geométrica muy afín a la arquitectura tradicional, sobre todo a la hispanomusulmana y en consecuencia a la nuestra colonial, como a la que batalla tontamente por no serlo. Toda arquitectura se compone con cinco superficies: el terreno, los cerramientos, los entrepisos casi siempre horizontales, las divisiones y las cubiertas, que son justamente las superficies que definen los cinco aspectos a estudiar en sus cinco épocas mas evidentes y con las cinco visiones distintas mas caracterizadas.

Como también es una afinidad entre la arquitectura y el cubo el que este sea una figura de tres dimensiones, como lo es la arquitectura, e inclusive que el “cubo” de la arquitectura propuesto se estudie en el tiempo de la misma manera que se recorren en el tiempo los edificios. Y que justamente el cubo, un sólido platónico de seis caras, sea un volumen y a la vez un espacio, que incluso se puede entender como un prisma recto, cuya base es un cuadrado, un rectángulo como en tantos edificios.
Artículo publicado en la revista virtual caliescribe.com. 17.12.2016

03.12.2016 Mas cultura

“No cabe duda de que siempre hay que crear cultura para conservarla” dice Johan Huizinga (1872-1945, filósofo e historiador holandés) y que esta exige cierto equilibrio entre los valores espirituales y los materiales e implica una aspiración, lo que a su vez exige el mantenimiento del orden y la seguridad (la verdadera paz) y significa dominación de la naturaleza incluyendo la del ser humano la que también debe serlo, pues sólo en la conciencia humana la función de cuidar se convierte en deber (Entre las sombras, 1935, pp. 35 a 47). Asunto este, el de la cultura, en el que las universidades, que cada vez hay mas, juegan un crucial papel pero que lamentablemente cada vez aportan menos a su conservación y difusión, mientras sacan al “mercado” montones de profesionales mal formados.

“Las universidades, por desgracia, venden diplomas y grados” denuncia Nuccio Ordine (1958-, profesor y filósofo italiano) y señala el descenso de los niveles de exigencia en muchos países para permitir que los estudiantes superen los exámenes con mas facilidad, y evitar así el problema de los que “pierden el curso”. En algunas se los considera ya como “clientes”, y dado que la matricula en muchas es muy cara se espera que sus profesores sean sumisos por aquello de que el cliente tiene siempre tiene la razón. Así, dice Ordine, los profesores se transforman en modestos burócratas al servicio de empresas universitarias, reduciendo sus cursos a la repetición superficial de lo existente, a base de presentaciones audiovisuales y no de lecturas (La utilidad de lo inútil, 2013, pp.77 a 82). Y desde luego las áreas mas afectadas son las humanidades y las artes “inútiles”.

“En todas las épocas, los seres humanos han producido objetos extraños [sin] ninguna utilidad material” recuerda Louis Althusser (1918-1990, filosofo marxista argelino (Iniciación a la filosofía para los no filósofos, 1967-1978, pp. 185 a 189).; son los primeros testimonios de lo que llegaría a ser el objeto de arte y desde su origen tienen un doble carácter, eran inútiles, pero eran sociales, y por ser objetos bellos cargados de placer, y debían ser reconocidos como tales por el grupo social que veía a través de ese reconocimiento universal la esencia común de su propia unidad. La práctica estética, lejos de ser un acto puro creador de belleza, se desarrolla “bajo la influencia de relaciones sociales abstractas”, como las demás prácticas. Y ni se diga la práctica de la arquitectura, que desde hace milenios dejó las ciudades y sus monumentos.

Hoy mas de la mitad los miles de millones de habitantes del planeta vive en ellas y en Colombia unas tres cuartas partes. Sin embargo la gran mayoría de los monumentos de la humanidad son anteriores al siglo XIX, que dejó algunos, como la Tour Eiffel, 1887, y la Opera de Sídney, 1973, es quizás el único de la arquitectura moderna. Otros, como el Museo Guggenheim de Bilbao, 1997, o el de la Biodiversidad en Panamá, 2014, o muchos edificios que ahora pretenden serlo para cualquier cosa –la arquitectura moderna no lo buscó- son apenas un pobre espectáculo; el mismo Frank Gehry, su autor, lo reconoce: "98% of what gets built today is shit", y ya Rem Koolhaas lo había olido: “es lo que queda después de […] la modernización” (Espacio basura”, 2002, p.6). En Cali no es sino mirar alrededor para verlo. Pero lo urgente de lo sostenible deberá regresar la arquitectura a la cultura y que sea de nuevo bella y eficiente como la edilicia de siempre.

Artículo publicado en la revista virtual caliescribe.com. 03.12.2016