16.02.2017 El Paisaje

En Centroamérica y el norte de Suramérica se presentan múltiples paisajes tropicales dependiendo del clima, el relieve y la vegetación. A continuación, el paisaje en los ejemplos de arquitectura en el trópico templado y húmedo mencionados en columnas anteriores: tres casas aisladas cerca de la ciudad, un pequeño condominio de seis viviendas en un suburbio al sur, un edificio pequeño de siete apartamentos, la remodelación de cuatro casas en un barrio tradicional, y, junto al centro de Cali, un área verde muy grande y un muy bello paisaje.

Es de nuevo el Parque del Acueducto que junto con el del Mirador de Belalcazar y el de la Colina de San Antonio, y atrás la alta cordillera, conforman el fondo del paisaje urbano de este sector de la ciudad, y ellos mismos son todo un paisaje por su relieve y vegetación, y cuyo clima cálido y suelo sombreado por su densa y variada vegetación, permite disfrutar sus subidas y bajadas hasta por las noches y a lo largo de todo el año. Y que bueno que además de unirlos por encima de la Circunvalación, en la parte mas baja del Parque del acueducto se dispusiera un pequeño embalse y un estanque en el de la Colina de San Antonio para recoger el agua de las lluvias.

Por lo contrario, en el tradicional barrio de San Antonio, abajo de dichos parques y muy cerca al Centro de la ciudad, el paisaje está es adentro de las casas, en sus tradicionales patios. Como en cada una de las cuatro que han sido remodeladas en los últimos años, acertadamente en la medida en que ante todo se conservaron sus paisajes: es decir, sus patios, en los que siempre esta presente el infinito paisaje del cielo y se mueven lentamente las sombras que en ellos marca el paso del Sol o cada 28 días el de la Luna llena, variando el paisaje.

En Miraflores, el pequeño edificio del que ya se ha hablado, disfruta de una vista a un paisaje de 360 grados hacia Cristo Rey, los Farallones, el Nevado del Huila (cundo las nubes lo dejan ver), el ancho y lago valle del río Cauca, el Centro de la ciudad y el Cerro de las Tres Cruces, junto con los árboles de la calle que se ven al llegar y los pequeños patios del piso mas bajo al otro lado. Para qué más... aunque desde luego no faltan los que prefieren ver paisajes en la televisión incluyendo los propios que no miran aunque los tengan enfrente.

Camino a Buenaventura, el cuarto ejemplo son las tres casas de fin de semana, dos a este lado de la alta y verde cordillera desde las que mirando bien se puede percibir la cordillera Central al otro lado del valle del río Cauca, y desde la otra el paisaje de las laderas que bajan al mar Pacifico, y que permiten imaginárselo. En esta cordillera para cada lado que se mire el paisaje cambia, lo mismo que desaparece cuando baja la niebla o que queda inmerso en ella. El Sol sale y se oculta varias veces al día, y la Luna mágica que de pronto esta encima.

Y al sur de la ciudad, en el pequeño condominio también ya mencionado, su bello y muy verde espacio común de acceso apunta al paisaje de la Cordillera Occidental, justo enfrente de los Farallones de Cali. Es todo un homenaje a este bellísimo paisaje que pese a estar en el escudo de la ciudad poco lo disfrutan los caleños ya que casi siempre está inmerso entre las nubes, lo que obliga a estar atento para disfrutarlo cuando el cielo se despeja. En conclusión, en las ciudades andinas hay que mirar sus bellos y variados paisajes hacia arriba y no apenas al frente.

Columna publicada en el diario El País de Cali. 16.02.2017

04.02.2017.La construcción

En ¿Qué es la arquitectura? y 100 preguntas más, 2016, los arquitectos Rasmus Waern y Gert Wingärdh (Un libro, El País, 24/11/2016) plantean varios asuntos interesantes con respecto al tema de la construcción, que deberían ser del interés no sólo de los constructores si no especialmente de los arquitectos considerando que ya no son mas los constructores de sus proyectos.

Tema que siempre se presenta después de plantear los asuntos de el emplazamiento (Caliescribe.com 00/01/2017) y el uso (Caliescribe.com 00/01/2017) y que son sus principales determinantes, llevando a que “todo tiene tendencia a caer” (p. 56) por lo que “construir siempre resulta caro” (p. 24) por lo que hay que “conseguir lo máximo de lo necesario” (p. 57).

Para principiar, Waern y Wingärdh dejan en claro como “muchas cosas se pueden hacer mejor y de un modo mas barato a través de la producción en serie…” (p.18) pero advierten que “construir aún es un trabajo artesano” [y] “siempre tenemos la posibilidad de escoger una técnica diferente si es necesario” (p. 9). Solo si es lo necesario es preciso enfatizar evitando hacerlo por pura novedad.

Señalan como “los materiales que proceden directamente de la naturaleza (madera, piedra, barro, agua, hielo) poseen un estatus diferente del de aquellos que han pasado por procesos más o menos complicados de transformación (hormigón, acero, aluminio, vidrio, papel, plástico)” (p. 15). Y es preciso anotar que los primeros fueron los materiales básicos durante milenios y que los segundos son muy recientes.

Y como “a menudo es la humedad, el archienemigo de las técnicas constructivas, la causante de los problemas en los edificios, pero, al mismo tiempo, la proximidad de la decadencia otorga al mundo edificado una dimensión humana” (p. 2). Asunto que poco comparten los clientes.

Al respecto recuerdan que “la piedra es mas un símbolo que un material de construcción [pues es el] legado que hemos recibido de la tradición arquitectónica esta constituido por construcciones de piedra” (p. 48) “ningún material de construcción disfruta del estatus del mármol [mas] que la piedra en si misma, rezuma lujo y nobleza” (p. 64). A lo que no sobra agregar el hecho de su excelente envejecimiento.

Y muestran que “existen dos maneras de equipar a las construcciones para los cambios venideros, […], proporcionar unas dimensiones que sean suficientemente generosas, así como construcciones en planta que sean suficientemente generosas [y] sistemas constructivos flexibles” (p. 14). Y el hecho es que la sostenibilidad de los edificios comienza por ellos, justamente.

Terminando por recordar que “es en los detalles donde podemos sentir una edificación con nuestra piel, [como que] los arquitectos deben perfeccionar su diseño de los detalles” (p. 67), asunto que pasan por alto tantos arquitectos. “Pero no existe motivo para inventar algo si no va a constituir una mejora” (14) y hay que repetir que “las buenas soluciones deben repetirse” (p. 54).



Finalmente afirman cómo “la habilidad de construir edificios inteligentes, sensibles, que perduran justo porque son capaces de adaptarse constituye el avance arquitectónico más importante de nuestra era” (p. 34). Sin embargo hay que advertir que no todos los edificios que muchos llaman sin pensarlo “inteligentes” lo son en la realidad; incluso los hay con preocupante frecuencia bastante “brutos”.







Artículo publicado en la revista virtual Caliescribe.com 04.02.2017.

02.02.2017 La vegetación

Son cinco verdes ejemplos de frente al “negro” trastorno del clima y que sin duda bien reflejan lo cantado por el poeta Aurelio Arturo en Morada al Sur, 1963, donde mira el verde paisaje de su infancia con ojos cándidos, y en los que un ala tímida levanta toda la llanura a la orilla, en estos casos a la de este verde valle. Dichos ejemplos son cuatro pequeñas manchas verdes, plenas de lozanía y gracia, mas una área verde muy grande que hace por muchas mas en este bello país donde el verde es de todos los colores, y no sólo en ese no tan lejano Sur de Aurelio Arturo.

Es el Parque del Acueducto de San Antonio, el más bello de Cali, y que ojala se uniera por encima de la Avenida de Circunvalación con el parque del Mirador de Belalcazar. Pero no por un angosto puente peatonal sino mediante un muy ancho puente con verde pasto y vegetación pequeña, debajo del cual podrían permanecer con su lozanía las tradicionales vendedoras de ricas mazorcas, como ya se propuso en esta columna hace años (Nuestro Parque, 04/12/2008), y lo que ojala se considere en el concurso público del que serán objeto próximamente dichos parques.

Y muy cerca, en el tradicional y central barrio de San Antonio, un ala de la ciudad que no es nada tímida, el verde está es adentro de las casas, como en una de las cuatro que han sido acertadamente remodeladas en los últimos años, en cuyos cinco patios, hay, en cuatro de ellos, variados verdes, y en uno de estos reposa un gran estanque que refleja sus verdes plantas, blancos muros, ocres techumbres y el cielo ya sea azul o blanco de nubes o negro con o sin brillantes estrellas, y desde luego los mágicos arreboles de todos los colores de los cortos atardeceres locales.

En Miraflores, carca al centro de la ciudad, un nuevo pero pequeño edificio, muy respetuoso con las casas vecinas, es cada vez es mas verde gracias a su antejardín de piedras de río y de manchas verdes de plantas que trepan por sus muros blancos, justo detrás de su amplio anden debidamente arborizado con el verde de los árboles tradicionales del barrio. Verde vegetación que deja cruzar por las celosías y persianas de sus ventanas sin vidrios la brisa que baja por la tarde de la cordillera, y que ya da mucha frescura y gracia con sólo verla al llegar al edificio.

Camino a Buenaventura, el cuarto ejemplo anunciado al inicio, son tres casas de fin de semana, dos a este lado de la alta y verde cordillera, orilla de este verde valle, y una al otro, inmersa en un verdadero mar verde de plantas, arbustos, árboles y gran variedad de pájaros de todos los colores, propios del bosque húmedo tropical que la rodea. Y al sur de la ciudad, camino al Nariño cuyos sutiles verdes inspiraron a Aurelio Arturo, un pequeño condominio se “agranda” sensiblemente alrededor de un muy bello y muy verde mas muy sencillo espacio común de acceso.

Todos los ejemplos, que lo son de una misma arquitectura compuesta a partir de una tipología de muros blancos y ocres y de techumbres casi sienas en un paisaje de infinitos verdes, demuestran que si se puede. Que casi basta con considerar lo muy especial del confortable clima de la región, su relieve quebrado de “plan” y “loma” y alta cordillera, y sus verdes paisajes de todos los colores. Que es lo que debe inspirar su nueva tradición arquitectónica, la que desde luego proviene de su pasado de casas de hacienda de corredores que miran al paisaje verde y urbanas de verdes patios que son el paisaje.

Columna publicada en el diario El País de Cali. 02.02.2017