30.06.1999 Proyectos de concurso en la SCA

Se inauguró la semana pasada una muy interesante exposición de cerca de 40 proyectos realizados en los tres últimos años, por arquitectos que viven y trabajan en Cali, para participar en diferentes concursos de arquitectura nacionales, principalmente en Bogotá y algunos en Medellín pero, significativamente, ninguno en Cali. La mayoría son serios y novedosos, y muy superiores a la casi totalidad de los proyectos construidos en la ciudad en este quinquenio. Muchas de estas propuestas obtuvieron premios o menciones, o muy buenos puntajes. Es el fruto del trabajo dedicado de más de 200 profesionales entre arquitectos, dibujantes, maquetistas e ingenieros.

Queda nuevamente demostrado que la pobreza de la arquitectura reciente de Cali, salvo pocas excepciones, no es un problema de falta de buenos arquitectos. Los hay suficientes; y si hubiera necesidad, pues se hubieran podido traer de Bogotá o Medellín y hasta del exterior. Queda en evidencia la absoluta carencia de cultura arquitectónica y urbana tanto de los promotores privados y oficiales como de los funcionarios de los diferentes Gobiernos Municipales de este final del siglo. Brincándose la obligación de realizar concursos públicos -legal en unos, ética en otros y de carácter práctico en los demás- han asignado a dedo a arquitectos no siempre buenos el diseño de importantes edificios y obras públicas, insensibles a su resultado final, guiados por amiguísmos o mezquinos intereses y componendas o por simple ignorancia. Ninguno de los arquitectos con trabajos en la muestra ha tenido la oportunidad de participar en el diseño de las obras públicas que se han construido en Cali recientemente y, con la excepción del arquitecto Jaime Cardenas (que tiene varios proyectos premiados en la exposición y muchos edificios en la ciudad) los demás casi no tienen proyectos privados construidos aquí.

Es de esperar que la nueva Junta Directiva de la SCA, que ha buena hora realizó la exposición, presione todo lo posible para que el diseño de todas las obras públicas del Departamento y el Municipio sean realizadas mediante concurso abierto, como obliga la Ley. Desafortunadamente los funcionarios lo que buscan es evadirla, invocando sus excepciones o amparándose en sus ambigüedades, pues lo que les interesa no es el objeto del proyecto sino como sacarle partido personal y politiquero a la asignación de su diseño. Por su puesto también, como se hace en muchas partes, se podrían dar los proyectos de los más significativos edificios y espacios urbanos de la ciudad a arquitectos destacados y reconocidos nacional e internacionalmente, cosa que no se hace años en Cali y que confirma lo dicho: aquí no hay interés por la buena arquitectura y la mejor ciudad; solo por el clientelismo y la tajada.

Por otro lado, los empresarios privados creen ingenuamente que economizan utilizando arquitectos mal pagados, con frecuencia con una deficiente formación profesional o simplemente sin experiencia, pues confunden la tacañería con la economía. Para rematar, muchos buenos proyectos son demeritados por la arbitrariedad de clientes y usuarios que sin ningún respeto por el carácter público de todo proyecto de arquitectura en la ciudad o con la necesidad, harto primitiva y violenta, de mostrarles a los demás su mal gusto y prepotencia, imponen modificaciones y agregados desfortunados. Aquí también tiene la nueva Junta un importante trabajo por delante: la concientización de la ciudadanía, el convencimiento de los constructores de que lo mejor es sencillamente lo mejor aun cuando sea aparentemente más caro y, por supuesto, la colaboración con las escuelas de arquitectura locales para formar mejores profesionales.

La exposición está abierta unas semanas más en la SCA (cl 6ª esquina cr 4ª) vale la pena visitarla.