05.12.2013 Arquitectura y diseño

La silla de 1917, diseñada por Gerrit Rietveld, carpintero, diseñador y arquitecto, es una de las primeras exploraciones de De Stijl en tres dimensiones, e inicialmente negra, gris y blanca, los colores de este movimiento artístico al que pertenecía, la volvió más tarde negra, roja azul y amarillo, para que se pareciera a las pinturas de Piet Mondrian. Aparte de los muebles fijos, como armarios y cocinas, los arquitectos siempre han diseñado mesas, asientos, bancas, camas, sillas y bibliotecas, y lámparas o floreros, para su arquitectura, siendo muy conocidas las sillas de los grandes maestros modernos.

Le Corbusier creó en 1925muebles para la Exposición de artes decorativas, en París, siendo el mas conocido la Chaise Longue, tumbona de respaldo muy largo e inclinable, presentada en el Salón de Otoño del Diseño de 1929. Y buscando un mobiliario para toda una casa, diseñó en 1928 la Silla LC1 y, en colaboración con Pierre Jeanneret y Charlotte Perriand, sillas, sofás, mesas y asientos de comedor y sencillos taburetes para baño, pensados para revolucionar la fabricación en serie de los muebles modernos.

En la Bauhaus, la revolucionaria escuela de arte, diseño y arquitectura en la Alemania de principios del siglo XX, Walter Gropius buscó crear muebles económicos aplicando técnicas de la ingeniería, en los que, despojados de ornamentación, predominan las líneas geométricas, buscando un cambio en la sociedad y en las formas de producción, a través de una nueva estética, la que sí lograron imponer. Diseños que han perdurado hasta el principios del siglo XXI gracias a su comodidad, simpleza y perfección, pero como un lujo.

Junto con Marcel Breuer y Mies van der Rohe, crearon sillas de tubos de acero para las viviendas, a partir de diseños que incluyen serios estudios ergonómicos y estéticos, y que todavía son empleadas, pero paradójicamente para ambientes elegantes y no en las casas comunes. Los mas conocidos son el sillón Wassily, de Breuer, de 1925, y la silla Barcelona de van der Rohe, para el famoso Pabellón de Barcelona en la Exposición Internacional de 1929 en esta ciudad, sin duda la silla mas conocida y usada de todas.

Frank Lloyd Wright, diseñó muchos muebles y objetos, y para la casa Robie, de 1909, la última de sus casas de la pradera, los diseñó todos siendo especialmente famosos la mesa y las sillas del comedor. Y lo propio hizo Alvar Aalto, probablemente uno de los arquitectos más pródigos en mobiliario y maestro de la madera laminada, que en compañía de su mujer y colaboradora Aino Marsio, quien también diseñó muebles, fundaron en 1935 la empresa de muebles Artek, que sigue comercializando sus diseños.

También están Charles (1907 -1978) y Ray Eames (1912–1988), y Eero Saarinen (1910–1961). Y entre los arquitectos iberoamericanos mas reconocidos, están los muebles de Luis Barragán, especialmente las sillas, butacas y mesas de su casa México DF, de 1948, que son de madera sólida, cuero, fibras vegetales y lanas, la mayoría de los cuales son reelaboraciones o depuraciones sobre varios objetos de diseño tradicional y anónimo, no hechos en serie, y gracias al trabajo conjunto con la diseñadora Clara Porset. Pero Rogelio Salmona sencillamente no los diseñó.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 05.12.2013

01.12.2013 Volver a los Patios

            Estos espacios arquitectónicos, que se remontan al siglo III a.C., al punto de constituir una de las mas antiguas tradiciones de la arquitectura, son una cueva artificial con un gran vano horizontal, mientras el claustro es un recinto encerrado por pórticos que se enfrentan. Ambos encierran un pedazo de la tierra y el cielo su techo, configurando toda una evocación del mundo, y un lugar privado y único.

            La casa con patio, se remonta a los comienzos de las ciudades. En la India y la China al 3000 a.C.. y en Creta al 2000 a.C. (Werner Blaser, Patios, 1985). Alrededor del siheyuan  se desarrollan las casas del área de Beijing, y en las casas de patios, escavadas de la región del Río Amarillo, aun viven millones de personas (Ronald G. Knapp, The Chinese Houses, 1990). Hacia el  600 a.C., el paraíso  (pari: alrededor y daeza: muro) significaba para los medos viñedo,  o arboleda de palmas datileras (Peter Watson, Ideas/, Historia intelectual de la humanidad, 2006).

            En su forma original romana atrium  era donde se encontraba el focus,  el hogar de la casa alrededor del cual giraba la vida familiar. Pronto su techo ennegrecido fue abierto para que saliera el humo y cuando se traslado la cocina a otra parte quedaron estos espacios maravillosos que pese a ser pequeños y cerrados participan del día y la noche, del sol, la luna y las estrellas, del calor y el frío, de las brisas y los vientos (Blaser, 1985).

            Después de cruzar la media luz de un zaguán o un salón, aparece intensa la del patio, las sombras generadas por sus paramentos y la penumbra de sus corredores, o sus galerías, y como necesariamente son acodados cada giro es una sorpresa. Placer que también se tiene desde los recintos que abren a él  puertas y ventanas.

            El entrar se enfatiza el color de los muros, el ritmo de los vanos y su ornamentación, descubriéndolos poco a poco si hay vegetación, o duplicados en un estanque, o viendo de frente sus fachadas como en una plaza. Casi siempre son cuatro, pero las hay circulares como la de Pedro Machuca en el Palacio de Carlos V (1527) en la Alhambra, o en el Archivo General de la Nación (1988-89) en Bogotá, de Rogelio Salmona.

            Y si la plaza es el espacio cívico por excelencia y lugar de actividades y gentes (Ortega y Gasset, La rebelión de las masas, 1929),  el patio, de pocas personas, es el disfrute intimo de un pedazo del mundo. Allí el tiempo se detiene, y cuando son pequeños miran decididamente al cielo, siempre mas emocionante que la tierra, sobre todo ahora si está ya urbanizada.

            Son propios de la arquitectura de tradición colonial de estos países tropicales, que como muchas en el mundo, es de patios. Y al final están los solares, vergeles que en las casas de antes eran como salir al campo, cuando no al campo mismo como aun sucede en algunos pequeños pueblos.

            En las terrazas de apartamentos escalonados la emoción es menor, pero tienen vista hacia  afuera, como en el “patio” del segundo piso de la villa Saboye (1925) de Le Corbusier. Se podrían volver patios cerrados por la edificación por uno o dos de sus costados, mientras los otros son muros que los oculten de los vecinos, y apenas un antepecho para mirar afuera.

El patio hispanomusulmán                 
                                                      
            La vida de harén hace de la casa musulmana un recinto cerrado y oculto al exterior. Como dice El Corán: “El interior de tu casa es un santuario: los que lo violen llamándote cuando estás en él, faltan al respeto que deben al intérprete del cielo. Deben esperar a que salgas de allí: la decencia lo exige.” (versículos 4 y 5, capitulo XLIX, conocidos como “El Santuario”. Por eso el zaguán no es solo para pasar sino también para esperar sin entrar.

            Esta situación llevó inevitablemente a organizar la vida domestica alrededor del patio, los que el Islam tomó del mundo helenístico, adecuando sus peristilos a su conocido jardín entre tapias, de tradición iraní, para sus propias necesidades (Fernando Chueca Gotia, Invariantes castizos de la Arquitectura Española / Invariantes en la Arquitectura Hispanoamericana, 1979).

En Al Andaluz, la morería, viniendo del desierto, los llenó de agua con peces de colores, vegetación de olores, multicolores pájaros y bellas huríes de verdad, pues para los musulmanes los patios eran nada menos que representaciones del Edén en la Tierra.

            Jardines paradisíacos cuya tibieza y dulzura, y música de surtidores y laúdes y perfumes de azahares, adormecen los sentidos y llevan a la lascivia, que es como debe ser un verdadero paraíso (Marianne Barrucand y Achim Bednorz, Arquitectura islámica en Andalucía, 1992). Y no es sino estar en alguno para comprobarlo.

            Eran terrenos cuadrados y divididos en cuatro partes iguales por senderos elevados que se cruzan, e irrigados con albercas simétricas, también elevadas, como los del palacio de Medina Azahara (c. 950), construido durante el Califato de Córdoba (George Michell,  La arquitectura del mundo islámico, 1985).

            Casi todos estos elementos, aunque dispuestos con mayor libertad, pueden hallarse en los jardines de Pompeya y particularmente de Herculano, donde el espacio conocido como "la Palestra" tiene una alberca cruciforme elevada, con otras transversales en los extremos de los brazos de la cruz. Otros antecedentes directos son los jardines la ciudad imperial de Volúbilis, en el interior de Marruecos, hechos por los romanos en el siglo I.

            El cahr bag, [i] o jardín cuatripartito, se desarrolló como símbolo del Paraíso en la arquitectura islámica preclásica a partir de arquitecturas antiguas como los jardines los palacios sasánidas, ya incorporados a la arquitectura  de los persas, que, como los de los palacios helénicos en Antioquía y Alejandría, eran igualmente parangonados con paraísos.

            Esta idea del patio-jardín-edén fue transmitida a los romanos, que designaban el Triclinium  de la villa de Domiciano, en el Palatino, como la Sede de Jove (Henri Stierlin, El Imperio Romano, 1996).
            Sin embargo parece más probable que fueran las villas romanas o bizantinas próximas a Damasco o sobre la costas de Palestina, las que sirvieron de modelo a los príncipes Omeyas, quienes introdujeron estas ideas en el sur de la Península Ibérica en donde se volvieron deslumbrantes patios, los mas bellos que se conocen hasta hoy.

            La proliferación de estos jardines, que más tarde se produjo en todo el mundo islámico, su continuada asociación con el paraíso y su aplicación a tumbas como el Taj Mahal, en Agra, son la supervivencia de una forma y un significado por casi 25 siglos.

El patio colonial                          
                                                                   
La antigua tradición de tener espacios interiores descubiertos en Roma y el Medio Oriente y en general en todo el mundo mediterráneo, especialmente en la Península Ibérica, no apenas se continúa en Hispanoamérica, traída por los españoles, si no que aquí se multiplica y evoluciona, siendo una solución bioclimática inmejorable en sus climas tropicales calientes y templados

Al igual que en las casas islámicas  (Michell, 1985), los patios aquí son necesariamente cerrados en ciudades y pueblos, pero abiertos en haciendas y casas campesinas, en los que dos y hasta tres de sus lados son muros de tapias o bajos vallados de piedra e incluso simples cercas de guadua, que permiten mirar el paisaje circundante por encima y entrar la brisa.

Abundan en Colombia, por ejemplo, las viejas casas de varios patios a los que sólo se podían asomar los pájaros del cielo, los árboles vecinos y algún campanario lejano; y están los frescos patios tropicales llenos de vegetación y pájaros, y a veces con pilas de agua o que están cruzados por sonoras acequias. Incluso se los llama “jardines interiores”.

Son tan de la cultura nacional que hay un municipio en Santander que se llama Patiocemento; Patiobonito es el nombre de muchas veredas de la Sabana de Bogotá, y de un barrio en Medellín, en donde hay una fundación llamada Casatrespatios, que funciona en una que no tiene ninguno, y el de una finca en Santa Rosa de Osos, es Patiobrujas.

            Su tipología comprende el patio completo, el medio patio, el patio adosado y el solar, o patio de atrás. El patio principal están cerca de la entrad, depuse del zaguán, y a el dan los espacios principales, y los demás a patios secundarios, ; los patios de servicio son mas pequeños y a los patios de luz y ventilación solo se accede para su mantenimiento.

            El medio patio, aquel que tiene corredores sólo por tres de sus lados y está cerrado por un muro en el cuarto, es el recurrente de la tipología de las casas en manzanas cerradas de las ciudades tradicionales de Colombia, con sus fachadas paramentadas y uno o dos medios patios y solar final.

El abandono del patio   
                                                                                                         
            Le Corbusier creyó que con unidades de vivienda de "grandeur conforme", como las de Marsella (1952), Nantes-Rezé (1957), Berlín (1957) o Briey -en-Fôret (1957), era posible aumentar la densidad y liberar áreas verdes, cambiando los patios por balcones de doble altura, que en lugar del cielo miran a los alrededores.

            Pero lo que quedó fue el intento de modernizar las ciudades; “esa horrenda religión de posguerra que le ha hecho más daño al hori­zonte europeo que la Lufwaffe" como dice Joseph Brodsky  (Marca de agua, 1992). Que en Iberoamérica es la única responsable de su destrucción.

            Y si Bogotá se salvó de ver reemplazado su casco histórico por las unidades de vivienda propuestas por Le Corbusier,  los especuladores inmobiliarios y la insensibilidad de sus compradores llenaron las ciudades colombianas y recientemente muchos pueblos, de edificios que en lugar de ser exentos están entre medianeras.

            No forman calles ni dejan zonas verdes, y se espían unos a otros, sin cielos ni pequeños mundos ni paisajes; sólo agresivas y feísimas culatas e infiernos por todos lados de los que hay que aislarse cerrando balcones, si los hay, y poniendo cortinas para no ser vistos…y que tapan las vistas.

            Quedaron por todas partes desfigurados centros urbanos y barrios como "hechos de indecisión" y llenos de "casas de altos que hunden y agobian a los patiecitos vecinos, con su cariño de árboles, con sus tapias..." como dice Jorge Luis Borges (Cristina Grau, Borges y la arquitectura, 1968, p.25).

            Las casas de silenciosos y frescos patios se cambiaron por mezquinos apartamentos, aduciendo problemas de mantenimiento y seguridad, que no solucionaron, pero perdiendo su intimidad y “ganando” el ruido de la calle, y sin garantía de conservar “vistas” que se pagan caro.

            Eso sí, con aire acondicionado y TV para admirar las bellas ciudades de manzanas, calles, y patios del mundo. ¿Cómo explicar la torpeza con que se siguen haciendo los conjuntos de vivienda?

            Incluso en el Plano Piloto de Brasilia, donde se materializó la idea de Le Corbusier, el resultado es desalentador: bellos edificios pero que navegan en una insulsa zona verde. Caso extremo es la mencionada unidad de habitación de Berlín, sola en medio del bosque con lobos y todo.

El renacimiento del patio 
                                                                                        
            Los patios siguen siendo óptimos para los climas calientes y templados (como en Cartagena, Mompox, o San Antonio en Cali). Lo han sido por casi 25 siglos, caso poco común en la historia de la arquitectura. Tal vez por eso dice Jorge Luis Borges, que por el patio "Dios mira a las almas [pues] es el declive por el cual se derrama el cielo en la casa. (Grau, 1968, p.63).

            Recomponer calles, manzanas y patios, o revitalizar centros históricos fueron los nuevos propósitos en Europa a fines del siglo XX, como en la segunda la IBA de Berlín (contraría a la primera, un mostrarlo de edificios exentos de arquitectos famosos) y después en la Potsdamer Platz, o en Barcelona para las Olimpiadas de 1992. Hasta que apareció la arquitectura espectáculo, que dejo sus nefastas huellas por todas partes, afortunadamente ya revaluada.

            En Colombia, en sus patios tradicionales -con galerías y corredores, acequias, lluvias, brisas, vegetación y paisajes, celosías y calados-, están presentes la intimidad y el silencio, sombras, penumbras y la luz del sol, y a veces la de la luna,  que reclamó Luis Barragán al recibir el Premio Pritzker, y vigentes mientras vivamos en la tierra y sólo podamos mirar el cielo.

            Salmona indicó con sus edificios, y señaló en sus conferencias, el origen islámico y mediterráneo de los patios del país, estudiado por los historiadores pero sin consecuencias entre los arquitectos. Y también nos hizo ver la maravillosa arquitectura prehispánica de América Central y los Andes, y sus patios (Germán Téllez: Rogelio Salmona / Obra completa 1959/2005, 2006).

            La Calle de los muertos de Teotihuacan es evidente en el acceso a la Biblioteca Virgilio Barco (2002) en Bogotá, y los muros de piedra con vanos cuadrados de los patios con atarjeas de la Casa de Huéspedes Ilustres (1981), en Cartagena, “son” mayas. Como la famosa Hollyhock House (1921), de Frank Lloyd Wright, que sin haber ido había mirado bien su arquitectura, o las amplías escalinatas y basamentos de la Opera de Sydney (1973), de Jorn Utzon, que sí fue.

            Así, la pertinente arquitectura de patios de Salmona, lo es sobre todo porque junta antiguos elementos, como el patio romano, el ambiente hispanomusulmán, el muro horadado maya y la esquina abierta de los conventos mexicanos, vueltos nuevos mediante una rica hibridación, omnipresente en Iberoamérica pero ignorada pese a que es lo que somos.

            Los patios  permitirían recuperar las calles paramentadas y la intimidad de la vivienda. Y triplicar o mas las casas de máximo dos pisos de los barrios tradicionales mediante duplex escalonados que giren  dejando patios, hasta siete pisos, como en el Edificio García (1938), en Barranquilla, de Manuel Carrerá, en lugar de “portaviviendas” de doce en cualquier parte.

           Idea que Alvar Aalto había anticipado en las viviendas retranqueadas de Sunila (1938) y en  el edificio Neue Vahr, en Bremen (1962), abanicándolos a lo largo de la curva que recorre la vista. La repitieron Rogelio Salmona y Guillermo Bermúdez en los apartamentos del Polo (1962) y Salmona la innovo espectacularmente en Las Torres del Parque (1966), ambos en Bogotá.



[i] Michel, p. 47.

Artículo publicado en la revista Exkema Colombia, en la edición de Diciembre 2013 - Enero 2014.

14.11.2013 Dioses, clientes y arquitectos

Se ha dicho que Dios es el supremo arquitecto y para los masones es el Gran Arquitecto del Universo. Pero aparte de preguntar que vienen a ser entonces los demás cientos de dioses que en el mundo han sido, lo que sí es claro es que todos ellos fueron los supremos clientes. ¡Sus necesidades son apenas la gloria para trascender y disponen de todo el presupuesto del mundo! Han permitido que los arquitectos sueñen la más maravillosa arquitectura y levanten los más grandes edificios de la Tierra, al menos hasta hace un siglo.

Zigurats, templos, mezquitas, sinagogas, iglesias y catedrales han sido siempre los edificios mas bellos, grandes, confortables, entrañables y humanos para todos incluyendo a los ateos, que probablemente son los que más los disfrutan pues precisamente van a ellos con el propósito de sentir el cielo allí y ahora, vivos y no (quien sabe) después de muertos, pues el espacio interior es la arquitectura, como dice Bruno Zevi en Architectura in nuce (1964), igual que el espacio urbano que conforman los edificios son las ciudades. De Babilonia a Brasilia, que es como titularon la traducción al español del libro de Wolf Schneider (Überall ist Babylon, 1960). 

Mas no interesa mucho que los dioses no existan pues su arquitectura si que está presente en todas partes y en todas las épocas, y no es víctima de la actual obsolescencia programada. Otra cosa es la reconstrucción ritual de algunos templos cada cierto tiempo, como acostumbraban Mayas, Aztecas o monjes Budistas. Su emplazamiento siempre es el mejor de cada ciudad o el mismo una pequeña ciudad, como Mont Saint Michel. Son los edificios más funcionales pues les basta sólo con su belleza, y su construcción ha hecho desarrollar las técnicas constructivas como ningún otra arquitectura hasta el Crystal Palace de 1851 en Londres, diseñado y construido por Joseph Paxton, un experimentado constructor de invernaderos, cuyo novedoso edificio lo graduó de arquitecto y moderno. 

Los arquitectos, del griego antiguo ἀρχιτέκτων (arqui - tectón) (primero - obra), que significa literalmente el primero de la obra, es decir, su máximo responsable, solo existían para hacer templos, o palacios para Reyes -que lo son precisamente por la gracia de Dios-, a quienes no les falta dinero, mas faltaba, pues para eso están las guerras. Como buenos clientes sabían de arquitectura -ahora hay que enseñarles-, y escogían al mejor arquitecto no al más barato ni a la “estrella del momento”, y lograban de cuando en vez una nueva pero pertinente arquitectura en lugar de copiar la penúltima moda.

El primer zigurat, levantado hace 40 siglos, recuerda a Ur. Y los 147 metros de altura y 230 de lado de la gran pirámide en Ghizeh, con 47 siglos, recuerdan a Keops, y las suyas a Kefrén, y Mikerinos. Y sabemos de Mumtazi -Mahal por el magnífico mausoleo (1631 y 1654) que el emperador Sha Jahan levantó en Agra a su amor eterno, y hace 35 siglos en Karnak el Gran Templo alcanzó 354 metros de recorrido en busca de Amón, y 33 que el zigurat en Tchoga - Zanbil subió 53 metros buscando a los dioses; y para ellos son también las Acrópolis griegas y el Panteón, las pirámides Mayas y Aztecas. 

Y la roja Alhambra de los reyes nazaríes, en árabe «al-Ħamrā» (اَلْحَمْرَاء) levantada principalmente durante el siglo XIV, de la que dijo Ibn Zamrak,
        
         Jamás vimos alcázar más excelso,
         de contornos más claros y espaciosos.
         Jamás vimos jardín más floreciente,
         de cosecha más dulce y más aroma.
        
Y Machu Picchu (montaña vieja en quechua), una de las residencias de descanso de Pachacútec, primer Inca del Tahuantinsuyo (1438-1470), es para un hijo del Sol, es decir, un dios rey. Estupas indias, Chedi s o Dagobas, para guardar reliquias, y Pagodas que no son cuentos chinos, y templos Zen, hannya shinkyo, zen.

Y desde el siglo IV hasta el XX, Hagia Sophia, San Marcos, Speyer, Santiago de Compostela, Saint-Denis, Notre Dame, Chartres, Reims, Westminster Abbey, la Mezquita de Córdoba, Santa Maria del Fiore, San Pedro, San Pablo, la Catedral de Sevilla, la de México, la Sagrada Familia ¡y sin terminar!, son para un solo Dios, pero grande como repiten los musulmanes. El Escorial (palacio, templo y tumba), fue concebido a la imagen (imaginada) del Templo de Salomón. Y muchísimos más diría Sir Banister Fletcher en A History of Architecture on the comparative method (1896).

Como dice un poema áulico en la sala de las Dos Hermanas en la Alhambra, de todos esas obras maestras se puede repetir que su "bella estructura ha pasado ya a proverbio, y [su] alabanza está en los labios de todos." La Arquitectura es, pues, la madre de las artes al servicio del poder. Pero ahora que cada vez hay más ateos, gracias a dios, ya poco se hacen templos, como si los muchos que existen bastaran para su solaz.

Finalmente, desde hace casi un siglo el Movimiento Moderno, otro ideal del humanismo, trata de poner la gran arquitectura también al servicio del hombre común. ¿Pero dónde están los arquitectos? Como si fuera un castigo divino, creen que todo lo que hacen es como un templo o al menos un palacio, y reclutan adeptos con publicaciones pagadas. En Colombia están acabando con las ciudades de la mano de alcaldes, concejales y promotores ignorantes de que son el escenario de la cultura, como las llamó Lewis Mumford en La cultura de las ciudades (1938).

Es el pecado de las carreras de arquitectura en el país, las que proliferan improvisadas a la carrera, por supuesto, pues se les exigió a las universidades algún programa en artes para ser consideradas como tales. Programas que buscan torpemente formar dioses del diseño y no arquitectos comunes para el cliente común, es decir, para la gran mayoría. Mas como se sabe desde la antigüedad y lo repitió Ludwig Wittgenstein, el célebre filósofo y arquitecto aficionado, la gran arquitectura es para inmortalizar o glorificar alguna cosa (Félix de Azúa, Diccionario de las artes, 2002). Pero cuando no hay nada que glorificar es la gran farsa: hay que decirlo.


Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 14.11.2013

10.11.2013 ¿Estandar?

La gran mayoría de los sujetos de los estudios psicológicos son occidentales, principalmente estadounidenses (Joseph Henrich y otros: ‘The Weirdest People in the World’, 2009), que además se presentan a si mismos como si fueran los únicos “americanos”. No en vano la casi totalidad de la investigación en ciencias sociales, y en general de todas las ciencias, se realiza en Estados Unidos, Europa y Japón (en el Oriente solo se fabrican bombas), de modo que los resultados están sesgados por una exclusiva participación occidental y su característica forma de mirar el mundo. Es decir, que poco menos del total los sujetos de estudio solo representa una pequeña minoría de la población mundial, pese a lo cual se convierten en “propias” de la naturaleza humana actitudes que solo son compartidas por un grupo particular.

Pero también son generalizadas las medidas y comportamientos usuales en la ergonomía. Por ejemplo, aunque los hombres y mujeres presentan diferentes tallas en el mundo, fueron las mas frecuentes entre los anglosajones las que terminaron por imponerse globalmente. Son las que mas se han estudiado y actualizado, y las que repiten en todas partes los textos de consulta. Después de la Segunda Guerra Mundial Le Corbusier propuso un sistema universal de medidas, El Modulor. Y después se acordó un modulo básico de 0.10, que iguala los dos principales sistemas de medidas existentes en Occidente (el métrico-decimal y el pie-pulgada) y se generalizaron medidas como el ancho del mesón de las cocinas y su altura, como también la de las barandas y antepechos, o la profundidad de los armarios empotrados (closets, como se dice en Colombia). Pero no las de las hamacas, por ejemplo, el mejor mueble que existe.

Así, los estándares occidentales (del ingles standard, claro está), es decir lo que sirve como tipo, modelo, norma, patrón o referencia, como lo define el DRAE, aunque ni siquiera corresponda a las evidentes diferencias que hay en esta parte del mundo, se ha generalizado a todos. Por supuesto en muchos aspectos de la arquitectura es inevitable pero lo que ha sido nefasto es que olvidemos la recomendación de Le Corbusier, precisamente, de que hay que considerar, climas, paisajes y tradiciones. Que los aviones y hasta los carros sean parecidos en todos lados es ineludible, pero que lo sean cada vez mas los edificios y las ciudades es tan negativo como si los hombres y mujeres lo fueran entre sí, lo cual mas que demente sería muy aburrido, además en la variedad no apenas está el placer sino la sobrevivencia misma.

“En Occidente desarrollamos la visión de que estamos separados del resto del mundo, lo que podría estar conectado con cómo razonamos”, ha explicado Henrich. Desde la idea del amor romántico, hasta de la particularidad del pensamiento analítico occidental, que ignora el razonamiento holítistico de la mayoría del resto de los pueblos del mundo. Pero mientras las leyes físicas que regulan el planeta permanezcan, y la especie humana no sufra una mutación, sólo es posible construir, usar y disfrutar unos pocos tipos de espacio, pero a partir de ellos se ha podido, mediante la creatividad y la transculturación, crear toda la maravillosa arquitectura y ciudades que conocemos. Hay que partir de los estándares, pero sabiendo que permiten e incluso demandan pequeñas diferencias; en las que como se sabe está el detalle.

Adendo:        

Algunos comentarios rápidos sobre Neufert y su impacto. La primera versión de Neufert fue publicado para Alemania, como indica algunos rubros como las dimensiones de las cabinas de Zeppelins! No se hasta que punto fue posteriormente impuesto, aceptado o aplicado en otros contextos. Quienes no ha utilizado este referencia u otros similares publicando en y por 'los países centrales' a pesar de la discontextualización!

Uno de los publicaciones competidores 'The AJ Metric Handbook' 2nda edición tenia solamente 1 capitulo (de los ~30 totales), sobre Arquitectura Tropical, todavía con algunos aspectos 'coloniales' como referencias a los 'Colonial Building Notes' publicados por el Buiding Research Station, posteriormente continuados como 'Overseas Building Notes'!. Yo fue el autor de este capitulo alrededor de 1970.

Algunos de las ilustraciones de la primera edición de Neufert fueron hechos por Otto Koenigsberger, judío y ganador del concurso para el estadio para los juegos olímpicos en Berlin. En Alemania Nazi, su proyecto no fue aceptado. Otto logro obtener un cargo de arqueólogo en Suiza y en la Guerra trabaja en Cairo. Con el avanza de Rommel en el Norte de Africa, el único país que acepto su aplicación de asilo fue la India (todavía colonial). Alli con la independencia planificó varias nuevas ciudades (pre-Chandigah) para refugiados de la partición. Fue nombrado asesor de primer ministro Nehru en planeamiento y vivienda. Hasta su muerte, mantenía su pasaporte Hindú.

Otto llegó a Londres alrededor de 1950 donde participo en la planificación de la nueva ciudad de Basildon, realizó investigaciones en la 'London School of Tropical Medicine' y estableció DTS, 'The Department of Tropical Studies' en el AA, Architectural Association School of Architecture, posteriormente se traslado a University College London como el DPU, 'The Development Dlanning Unit', todavía en funcionamiento. Sigue con el concepto establecido desde su inicio que 'el mundo en desarrollo no debe y no puede adoptar o copiar los líneas trazadas por los países llamados 'desarrollados'.'

La influencia de cursos internacionales, en Londres, Rotterdam, Lund y Paris entre otros, en la difusión de conceptos de desarrollo y diseño bioclimático fue importante, pero en décadas recientes estas influencies fueron perdiendo fuerza frente al avance de soluciones tecnológicos y mecanísticos en el control ambiental y el desarrollo de una arquitectura 'global'.  John Martin Evans

Columna publicada en el semanario virtual caliescribe.com. 10.11.2013

05.10.2013 El color “fenicio”

En el “A Z-Las palabras de la arquitectura”, diccionario compuesto para que los estudiantes de arquitectura al menos sepan que fue lo que se metieron a estudiar, no aparece el color “fenicio”. Grave olvido. La púrpura imperial de Tiro, "sangre coagulada negruzca", pues se trata de este color, era una mezcla entre rojo y morado, cuya intensidad aumentaba con el tiempo. Data del periodo Minoico Medio entre los siglos XX y XVIII a.C., y fue usada por los antiguos fenicios hacia el año 1600 a. C. Era muy costosa y muy apreciada en la Roma Pagana, pasando al desarrollo posterior de la arquitectura occidental, tanto en el rojo del ladrillo románico como en lo hispano musulmán y mudéjar.

Pues bien, el rojo (algo azulado) del ladrillo que acertadamente usó Rogelio Salmona en toda su obra en Bogotá (incluyendo los suelos del Centro cultural Gabriel García Márquez del Fondo de Cultura Económica de México), es un color igualmente significativo en esta ciudad y, en consecuencia, usado en ella por muchos otros buenos arquitectos. Es lo que destaca sus edificios contra el verde oscuro de los altos y verticales cerros que les sirven de fondo, y contra su cielo azul profundo, cuando lo hay, y en entre tanto contra sus blancas nubes, además de reflejar bien la limpia luz de los Andes, como insistía Salmona, considerando clima, paisaje y tradiciones. 

Sorprende que ahora venga Richard Meier con el cuento chino de que “en Bogotá, el blanco resaltará mucho más” (El Tiempo, 25/09/2013). Pura “publicidad engañosa” para justificar que sea el “protagonista” en su proyecto de vivienda, al norte de la ciudad, pues es el color que él siempre ha usado. Olímpicamente pasa por alto que estará cerca del Museo del Chicó y justo al lado del Seminario Mayor, precisamente de ladrillo (color “fenicio”), y pese a que, como lo reconoce después, es lo que da continuidad y armonía a esas grandes zonas de Bogotá que lo usan “sin importar la singularidad arquitectónica de cada edificio” (Semana, 30/09/2013).

Al contrario de lo que Meier afirma, “su” blanco en “sus” dos pequeñas torres no resaltará contra el cielo lechoso de una ciudad que no es la “suya”, pero sí se “distinguirá” de su entorno, ayudado por los muchos millones de pesos a que se venderá allí “su” metro cuadrado ¿pero por qué tienen que ser un monumento? Blanco puro -diseñado en Italia solo para él-, pues otra cosa es el hormigón visto de muchos arquitectos locales mas sutiles y respetuosos con sus entornos. Precisamente por eso decía Alvar Aalto que el único color que se debía usar en arquitectura era el blanco…pues los materiales naturales deberían presentar sus propios colores a la vista. 

En Cali, por ejemplo, lo que se destaca en sus casi permanentes cielos lechosos, es la teja árabe de su arquitectura colonial, de color mas “fenicio” aun, y de la poca arquitectura verdaderamente posmoderna de la ciudad, que hace un puente con su pasado para fortalecer su presente, pues como dijo Octavio Paz (Premio Nobel de Literatura de 1990), “aisladas, las tradiciones se petrifican y las modernidades se volatilizan; en conjunción, una anima a la otra y la otra le responde dándole peso y gravedad” (Citado por Savater: Las ciudades y los escritores, 2013. p. 188). Es lo que los estudiantes de ahora tendrían que aprender de los maestros de antes.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 05.10.2013

07.09.2013 Cambios

Como insistió Rogelio Salmona, hacer arquitectura aquí es un acto político. En contra no apenas de la corrupción, el clientelismo y la violencia, con que los políticos se roban las ciudades en las narices de todos, lo que demanda el voto en blanco sistemático, sino en contra de la incultura de nuestra cultura. De la cultura arquitectónica y por ende de las ciudades, justamente el escenario de la cultura, como dijo Lewis Mumford.

Pero no solo tenemos poco tiempo para cambiar no apenas nuestras instituciones gremiales, como lo la SCA, la ACFA y el CPA, sino y en primer lugar las escuelas de arquitectura, ahora sumidas en buscar una acreditación que poco acredita, diversificándolas, traspasando los limites de la experiencia pasada desde que se crearon: abriéndolas de nuevo bien, como propuso Germán Téllez hace años.

Escuelas que de nuevo tengan “maestros”, arquitectos reconocidos que practican el oficio, y no apenas con estudios de posgrado (de los que antes carecían casi todos). Que haya talleres verticales con cada uno, se visiten y estudien con el Neufert paradigmas locales y se hagan viajes de estudio en el país y el exterior. Que cuenten con bibliotecas idóneas, laboratorios de clima, estructuras y construcción, y talleres de maquetas.

En ellas, además de mejores arquitectos, habría que educar urbanistas, diseñadores, constructores, historiadores, críticos y enseñar arquitectura como cultura general, que tanta falta para que trascienda su costoso espectáculo actual, pues sin buenos clientes no hay buenos edificios. Lo demuestra que casi no hay templos feos pues los dioses son los mejores clientes: son ricos, esplendidos y no molestan con nimiedades.

Profesionales que entiendan que lo mas importante de los edificios que es que completen calles de ciudades que ya existen y que siempre son viejas, componiendo, que no diseñando, como insistía Salmona, edificios construibles con economía y habitables con significado, emoción y confort, incrementado la calidad de vida de sus usuarios, y de los ciudadanos, que no pueden evitar su presencia en las ciudades.

Procurando que la gente trascienda su existencia mejorándola con ciudades emocionantes pero funcionales, y alargándola con edificios sanos, seguros y confortables. Traspasando los límites de su experiencia cotidiana mientras los recorren y habitan. Arquitectura ya no para dioses y reyes por la gracia de dios, y sus tumbas, sino para que hombres y mujeres corrientes sean los ciudadanos plenos de cualquier ciudad, villa o lugar.

Ciudades que son el escenario de su cultura, que ahora es de la vida y no apenas de la muerte o de lo que no existe, a lo que se consagró hasta hace poco el maravilloso Ars Sacra de occidente, pero que ya es todo el mundo. Ciudades que ayuden a salvar la naturaleza que siete mil millones de personas insisten en destruir colectivamente, sin trascender, mientras tratan de sobrevivir individualmente como si eso fuera posible.

Uruk fue hace seis milenios la primera, mayor y mas esplendida ciudad de Mesopotamia, influenciando todo el Oriente Próximo a través de la primera red de colonias de la historia. Allí se inicio la gran arquitectura con los Zigurats. Pero ahora en lugar de que cada ciudad sea una obra de arte levantada poco a poco en el tiempo y el espacio, se cayó en la obsolescencia programada del edificio de penúltima moda.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info.  07.08.2013

06.08.2013 Arquitectura, técnica y ética

Como dice Josep Maria Montaner “toda sociedad que progresa necesita del saber técnico y artístico que aportan la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo…” (El País, Madrid 04/07/2013 - 00:02 CET). Pero usado para resolver los problemas de los edificios y las ciudades y no para crear iconos fatuos y caros, insiste. Que mejore la calidad de vida de las personas utilizando los recursos de manera sostenible, con arquitectos que están al servicio de la sociedad y no de su vanidad y sus honorarios. 

Muchos factores han convertido a la arquitectura de moda de las últimas décadas en despilfarradora y poco atenta a la sociedad, y todo, incluida la vivienda, se ha convertido en arquitectura espectáculo. Y desafortunadamente las estructuras de acero han permitido que casi todo sea construible, desde rascacielos y edificios que adopten cualquier forma, por arbitraria que sea, hasta aparatosos voladizos innecesarios.

Que una parte de un edificio público flote en el aire, sin apoyos, puede ser estéticamente atractivo, pero funcional y constructivamente es discutible y tiene un costo económico, dice Montaner. Pero, habría que precisar, con frecuencia son no bellos sino espectaculares, y apenas si son un único hito urbano. ¿Qué tal París con mas de una Torre Eiffel, o mas de un Centro Pompidou, o mas de un Arco de la Défense? O, por lo contrario, se necesitan que sean muchos, como los rascacielos de Manhattan.

De otro lado, como sostienen Michael Mehaffy y Nikos Salingaros (Why Green Often Isn’t, 2013) algo extraño está pasando con muchos de los llamados “edificios sostenibles”. Cuando se hacen evaluaciones posteriores se demuestra que son menos eficientes de lo que se afirmaba. En algunos casos, incluso han desempeñado un peor desempeño que los edificios más antiguos. ¿Cómo puede ser que la búsqueda de sostenibilidad resulte finalmente en lo contrario? se preguntan Mehaffy y Salingaros.

Un problema recurrente en el enfoque sostenible, dicen ellos, es que no se cuestiona el tipo de construcción subyacente. El resultado es a menudo que lo ganado en un área se pierde en otras, o aparecen consecuencias inesperadas. O apenas se añaden componentes “verdes”, como sistemas mecánicos más eficientes o un mejor aislamiento en los muros. Incluso cuando se obtiene un éxito parcial se dejan intacta la forma. O, por lo contrario, como pasa aquí, se hacen formas que parecen “bioclimáticas”. 

Los edificios pasivos deben permitir a los usuarios ajustarlos a las condiciones climáticas, por ejemplo, al abrir o cerrar ventanas o persianas, para conseguir la luz natural y el aire requeridos. Estos diseños pueden ser mucho más precisos en la adaptación a las circunstancias, ya que cuentan con diversos sistemas que cumplen más de una función, como los muros de carga que a través de su masa conforman aislamientos térmicos e impiden el paso de calor. 

Además deben ser reconfigurables fácilmente, o convertidos a nuevos usos con modificaciones económicas. Como dicen Mehaffy y Salingaros deben ser de usos múltiples, no diseñados estrictamente para un usuario específico, ni que responden formalmente una moda. Y, como lo señalan, lo más importante es que trabajan en conjunto con otros para lograr beneficios a pequeña y gran escala para las ciudades. Una nueva edilicia, hubiera dicho ahora Bruno Zevi (Architectura in nuce, 1964).

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 06.08.2013

25.07.2013 El Taller

El Taller Internacional de Arquitectura de la Universidad de los Andes (cuyo fundador, Mario Laserna murió la semana pasada), es toda una experiencia en Cartagena, todo el mes de Julio durante los últimos 27 años. Y también para Cartagena: por algo le dieron al Taller las llaves de la ciudad. 12 veces, junto con los viajes de estudio, ha sido mantenerse al día. Primero cuando lo creó Carlos Morales y lo dirigía Ernesto Moure, y ahora 11 años seguidos, ya dirigido por Carlos Campuzano. Van estrellas, discutibles o no, arquitectos de verdad, profesores que no comen cuento y estudiantes interesados. Cerca de 160 personas de diversos paises.

Y proyectar un edificio público “nuevo” dentro de una ciudad “vieja”, es sin duda el mejor tema para hablar de todo lo que implica cada proyecto, una lección de arquitectura per se, pero también de lo que significa como ejercicio académico, y sobre todo para recordar la teoría e historia de la arquitectura, lo mas importante. No la de estilos, épocas y arquitectos, mas propia de la historia del arte, sino la de los hechos arquitectónicos, muy pocos por cierto, y su trascendencia, que es mucha, pero que prefieren  no ver los que viven de la moda, y que lamentablemente ignoran nuestros “ciudadanos” y alcaldes.

Desde las rampas de los zigurats que ascienden al cielo buscando dioses, y que al no encontrarlos dieron paso a verdaderos oasis construidos entre grandes patios porticados, en medio del desierto, para que hombres, sacerdotes y faraones se ocuparan de la tierra y del mas allá, y de cuyas salas hipóstilas sugirieron los templos perípteros griegos, que los romanos transformaron en muchos diferentes edificios públicos, pero todos con prácticos arcos, bóvedas y cúpulas de medio punto, y uno de ellos, la basílica, fue usado después para un dios nuevo, y mas tarde los arcos se volvieron ojivales y los contrafuertes se retiraron atrás de ligeras y coloridas vidrieras,  gracias a los arbotantes, mientras el Islam hacía lo suyo, tan bello y tan nuestro ya hibridado con lo sorprendente que aquí ya había, hasta que se redescubrió la antigüedad clásica, que después los decimonónicos simplificaron como lo habrían hecho los romanos, hasta que los modernos creyendo hacer una arquitectura sin estilos, crearon de la mano de nuevos materiales (vidrio y acero) uno nuevo: la arquitectura moderna, pronto dejada atrás por el posmodernismo de moda como por lo verdaderamente posmoderno: la sostenibilidad, contextualidad, seguridad, funcionalidad y confort y placer de los edificios, como en la arquitectura vernácula de siempre, como en Cartagena donde no es sino mirar bien para verlo.

Mucho enseña esta ciudad si se la vive con tiempo. Comparar Bocagrande con el recinto amurallado de casas, calles estrechas y pequeñas plazas, que no viven los que van en carro hasta la puerta de donde vayan… para que los vean, confirmando la ideología social del automóvil que diría André Gorz (Le Sauvage, 1973). Ciudades así, pero sin carros y muy eficientes en el uso de agua y energía, son la alternativa. Como Masdar (recurso en árabe), que Norman Foster diseñó en Abu Dabi (Luis Fernández-Galiano, El País, Madrid, 02/03/2010). Por eso, al ser en Cartagena, el Taller de los Andes es un verdadero aprendizaje: cuentos confrontados con hechos.

Columna publicada en el diario El País de Cali 25.07.2013 

04.07.2013 De lo trascendente a lo sostenible

Hombres y mujeres estamos determinados por dos instintos puramente animales, la sobrevivencia de cada individuo y la reproducción de la especie, y una pulsión puramente humana, la necesidad de trascender. Es decir, estar o ir más allá de algo, traspasando los límites de la experiencia posible, hacia su fin, término, remate o consumación, comportamiento que sólo se descarga al conseguir que permanezca.

Trascendencia que en todas partes y durante milenios, se busco, y con que éxito, mediante la gran arquitectura del mundo: templos para que la gente creyera en lo que no existe, y obedezca, palacios para que a “rey muerto rey puesto”, y la monarquía siga, y tumbas para que los poderosos gobiernen eternamente. Edificios levantados en el espacio y el tiempo, no para la vida ni para la muerte, sino para trascenderlas.

Pero con la arquitectura moderna se pasó de templos, palacios y tumbas, sedes para gremios e instituciones, óperas imponentes y palacetes para ricos burgueses, a una vivienda “digna” para todos. Como si las casas tradicionales, vernáculas o populares, pese a ser “pobres”, antes no lo fueran. Y ahora y aquí se promueven politiqueramente casas engañosamente gratis y sin ciudad, diseñadas por arquitectos que no lo son.

Pronto esa arquitectura, dizque para todos, se trivializó. A la vivienda se le quitó su importancia de siempre al volverla apartamentos, uno encima de otro, o casitas una al lado de la otra, en hileras interminables que acaban con el campo sin hacer ciudad o destruyéndola. Ni siquiera se salvaron los edificios públicos, que se volvieron puro espectáculo para promocionar ciudades con un trasnochado “efecto” Bilbao.

Quedaron las obras maestras que recopilo Sir Banister Fletcher y que visitamos como inhabitados parques temáticos, de las que hablan los profesores pese a que muchos ni siquiera las conocen, y menos aun las que están aquí justo al lado, las que no les interesan justamente por eso. Es que lo de afuera nos “mata” y así cada vez hay menos arquitectura buena pues nunca hubo tantos arquitectos ni tantos edificios malos.

Edificios responsables, mas que los carros, del mayor consumo de energía, para su iluminación y climatización, lo que en el trópico sin estaciones es insólito. Energía generada en muchas partes con combustibles fósiles que producen gases de efecto invernadero, que causan el cambio climático que amenaza el mundo, tal como lo conocemos, mientras los carros invadieron las calles de las ciudades fastidiándolas.

La arquitectura tiene, pues, una nueva meta en el horizonte: volver a ser lo que siempre fue la vernácula, la campesina o incluso la popular de las ciudades. Apropiada al clima y de ahí al paisaje, creando una nueva tradición, con nuevos profesionales, con mas ética que estética, que trascendiendo las modas y la especulación inmobiliaria, construyan ciudades sostenibles, contextuales, seguras, confortables y emocionantes.

Pero como la frivolidad y los negocios campean aquí, la arquitectura bioclimática (una redundancia pues siempre lo fue) se volvió una moda para muchos, mas negociantes que arquitectos. No les importa que los edificios sean acordes al clima, paisaje y tradiciones, como quería Le Corbusier, sino a las imágenes de moda de las revistas para ciudadanos que no lo son, con lo que fatalmente están ya pasados moda.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 04.07.2013

22.06.2013 Breve historia de las ciudades

Aparecen en puertos, vados, cruces de caminos, o cerca a una feria, fortificación o lugar sagrado. Concentran el poder de una sociedad, son escenario y símbolo de su cultura y, con la lengua, la mayor creación del hombre (Mumford: La cultura de las ciudades, 1938). Son un arte colectivo (Schneider: De Babilonia a Brasilia, 1960), con su propia especificidad, teoría y práctica (Rykwert: La idea de ciudad, 1963; Sitte: Construcción de ciudades según principios artísticos, 1889; y Moholy –Nagy: Urbanismo y sociedad, 1968).

Surgieron por el comercio, la industria, la guerra, la religión y el intercambio de conocimientos (Pirenne: Las ciudades de la Edad Media, 1939). Satisfacen las necesidades vitales de un numero de ciudadanos pero su finalidad es que vivan bien, observó Aristóteles. Permiten el arte, la literatura, la filosofía, la ciencia, el deporte y el espectáculo, transformando al campesino en ciudadano.

Sus necesidades y deseos convierten un sitio natural en un lugar construido (de La Blache: Principios de Geografía Humana, 1922), aislando un espacio en la naturaleza para vivir civilizadamente (Ortega y Gasset: La rebelión de las masas, 1930). La democracia surge en las Polis griegas. Los ciudadanos romanos, Cívis, les dan su nombre, Cívïtäs. Los siervos se liberan enHI las populosas Urbs. El Renacimiento, la Revolución industrial, la Americana y la Francesa, y la Independencia de Iberoamérica surgen en ellas, y las ciencias y técnicas actuales.

Todo comenzó cuando se juntaron viviendas que dejaron espacios para circular o se ingresaba por sus cubiertas, pues las calles aparecieron después; y solo se trazan, de manera similar a un castrum romano o una bastida medioeval, cuando las ciudades se fundan. Como las nuestras, de tradición ibérica y recientemente norteamericana.

Las antiguas tenían casas, palacios y templos, calles, plazas, ágoras, foros y avenidas. Las medievales agregaron conventos, hospitales y explanadas. Las renacentistas panópticos, parques y alamedas. Las modernas edificios de apartamentos y rascacielos de oficinas, museos y bibliotecas, “malls”, zonas verdes, metros y autopistas. Las muy escasas posmodernas, como Masdar, en Abu Dabi, de Norman Foster, retoman a la eficaz ciudad tradicional (Fernández-Galiano, El País, Madrid 02/03/ 2010).

Pero las muchísimas de siempre, muy pobladas, extensas e invadidas por los carros, no han parado de crecer, y de nuevo se privilegian sus centros históricos. En ellas viven mas de la mitad de los 7.000 millones de habitantes de La Tierra. En Colombia casi tres cuartas partes de sus casi 50 millones, cuando hace un siglo era lo contrarío, y en el valle del Río Cauca ya casi todos viven en ciudades y en Cali casi tres de los cuatro millones del Departamento.

Ya no es posible la autosuficiencia de cada familia en el campo, por lo que no es viable la vida humana sin las ciudades; allí pasa casi todo y depende todo lo demás: es imperativo que sean sostenibles, principiando por su reutilización. En sus calles la imagen de los edificios orienta a la gente y la identifican con su ciudad. Son su mas importante patrimonio y albergan casi todos los demás bienes de interés cultural, y por eso los nuevos deben respetar su contexto.

Pero para prosperar las ciudades tienen que atraer a personas inteligentes y permitir que colaboren unas con otras (Glaeser: El triunfo de las ciudades, 2011). Es lo que han permitido desde siempre: que los ciudadanos se relacionen físicamente con otros (y no apenas por Internet), en calles, plazas y parques, para lo que tienen que ser compactas y no desperdigadas como Cali.

Columna publicada en el semanario virtual caliescribe.com. 22.06.2013

03.06.2013 Las ciudades colombianas

Las colombianas son contemporáneas y su problema es no ser ciudades. Como dice Sylvia Patiño de Cali, lo eran mas cuando eran pueblos. Sin mayores inconvenientes como tales, casi todas lo eran, aparte de Cartagena, Santafé o Popayán. Sus problemas crecieron con ellas: sobre población sin tradición urbana, y carencia de servicios, equipamiento, vías y transporte, mas contaminación, basuras, escasez de agua e inseguridad, y amenaza de terremoto o inundaciones. Y por supuesto la creciente fealdad de su paisaje urbano y natural. Todo lo cual lleva a una iniquidad que supuestamente preocupa, pero no su origen en la falta de lo verdaderamente urbano arquitectónico.

Crecieron demasiado rápido y hoy son muy grandes y conurbadas con pueblos vecinos fuera de su jurisdicción. Ya Barranquilla y Cartagena tienen un millón de habitantes, Medellín tres y Bogota ocho, cuando hace un siglo apenas tenía trecientos mil y era la mas poblada. Hoy quince tienen mas, incluyendo a Buenaventura. En el valle del río Cauca, además de Cali, con tres, están Palmira y Tulúa, pero desapareció el tren y se abandonó su sistema de ciudades, que funciono tan bien durante la primera mitad del siglo XX. Y los recientes Planes de Ordenamiento Territorial, POT, no son a largo plazo y se modifican presionados por los propietarios del suelo urbano y sub urbano.

Ciudades invadidas por carros y puentes en las últimas décadas, pero que no cuentan con andenes amplios y arbolados, pues se conservaron las reducidas aceras de antes, que eran para pocos peatones y proteger las fachadas del agua de los aleros y del paso de carruajes. Y desde luego una ciudad sin andenes es toda una contradicción, pues toda actividad urbana comienza y termina caminando. Como al usar un Sistema Integrado de Transporte Urbano, que en Colombia no son sistemas ni, en consecuencia, integrados. Aquí lo “contemporáneo” es, pues, el desorden edilicio y del transito y transporte, que ahora llaman “movilidad” como si la palabra obrara el milagro.

Después de la Segunda Guerra Mundial lo europeo dio paso al American way of life: automóviles, suburbios, malls, aire acondicionado, iluminación permanente, congeladores y la obsolescencia programada de lo construido. Pero nuestros “ciudadanos”, notoriamente en Cali, parte de cuyo centro es todo un zoco, aun no tienen urbanidad. Pero si caímos pronto en el consumismo urbano, propiciado por la moda y la publicidad. Surgieron toda clase de comercios en las principales avenidas, invadiendo pórticos, antejardines y andenes, obligando a caminar muchas veces por las calzadas, como en los pueblos de donde vinieron la mayoría de sus nuevos habitantes.

“Ciuadadanos”, periodistas y autoridades solo ven lo económico o “social”, como si apenas contara lo que pasa, y no que pasa en ciudades y barrios, en sus edificios, calles, plazas y parques. Y ni hablar de su belleza, que se considera un lujo o se confunde con lo aparatoso, mientras “desarrollo”, “moderno” o “progreso” significa acabar con el patrimonio. Solo queda enseñarles urbanismo y urbanidad, pero las escuelas de arquitectura guardan silencio y muchos de sus demasiados egresados están es al servicio del negocio inmobiliario. Además de nuevos programas de urbanismo, construcción e interiores, tendría que haber también arquitectura como cultura general.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 03.06.2013

02.05.2013 Clima, arquitectura y práctica profesional

Como lo dice el arquitecto mexicano Luis Gabriel Gómez Azpeitia, Director de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Colima, la arquitectura bioclimática es “un conjunto de elementos arquitectónicos, constructivos, mecánicos y de paisaje, capaces de transformar las condiciones del espacio habitado (interior o exterior) en tal medida que contribuyan al bienestar termofisiólogico del ser humano, utilizando preferentemente energías pasivas”. En esta proposición, aclara él, “las condiciones se refieren al clima, y el bienestar termofisiológico a la biología. Por eso es bioclimática.” Y el DRAE recientemente consagró el termino (De bio- y climático) como un adjetivo: “dicho de un edificio o de su disposición en el espacio: que trata de aprovechar las condiciones medioambientales en beneficio de los usuarios. Viviendas bioclimáticas. Urbanismo bioclimático”. Y, por extensión, aunque no lo precisa el diccionario de la Academia, arquitectura bioclimática, con lo que estaría aparentemente finiquitado el asunto.

Pero de otro lado, en el libro de Victor Olgyay (Hungría, 1910 - USA, 1970) “Clima y Arquitectura en Colombia”, 1968 (Cali, Facultad de Arquitectura, Universidad del Valle), se habla es de un “método bioclimático para el diseño”. Libro en que este arquitecto, urbanista y profesor de la Universidad de Princeton, pionero del tema, amplió, para las circunstancias locales, su anterior trabajo “Desiing with Climate”,1963, a partir de un primer artículo sobre el asunto, "The temperate house", 1951. El libro comienza diciendo que “el problema de controlar el medio ambiente y de crear condiciones favorables para el desarrollo de los objetivos y actividades humanas es tan antiguo como el hombre mismo.” Un edificio bien diseñado, y no apenas “estilado”, como abundan ahora, puede conseguir un gran ahorro de energía e incluso llegar a ser totalmente sostenible, contribuyendo al bienestar general del ser humano, y no apenas al termofisiólogico. Es decir que presumiblemente fue el método de al menos buena parte de la arquitectura pre moderna, por lo que decir arquitectura bioclimática vendría a ser casi un pleonasmo, como lo es llamar “piel” a las fachadas.

Confusión que no sería de mayor importancia si no fuera porque designar con estas palabras una arquitectura que con alarmante frecuencia no es ni bioclimática ni arquitectura, solo por que es de moda o apenas un plagio de la arquitectura que entre nosotros aun se publica y premia, es del todo una situación aberrante. Nuestras ciudades hoy en día dependen cada vez mas de esos arquitectos que se auto promocionan como tales de la mano de lo bioclimático pero ignorando nuestros climas, paisajes y tradiciones. Como dice Ariel Espino, si hay algo que ha impedido una arquitectura universal, es el clima, pues permanece mientras lo demás permuta (La Prensa, Panamá 26/01/1995). Pero nos seduce tanto lo de afuera, y aquí lo norteamericano aun sigue siendo “in”, que seguimos poniendo vidrios y eliminado aleros en nuestros climas calidos y templados como si estuviéramos en Bogotá…y poniendo persianas allá. Y diciendo sustentable en lugar de sostenible, en contra de lo que sustenta el DRAE, y arquitectura bioclimática en vez de arquitectura apropiada al clima y de ahí propia.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 02.05.2013

10.04.2013 Arqutiectura y Ley

“El Gobierno valenciano responsabiliza al arquitecto Santiago Calatrava y a la empresa constructora de los defectos registrados en la fachada del edificio del Palau de les Arts en Valencia. Esta es la conclusión del informe técnico encargado por el Consell, que esta misma semana se completará con un informe jurídico antes de emprender las acciones necesarias para reparar los desperfectos en el trencadís de azulejo blanco que recubre la gran fachada del teatro de la ópera.” (El País, Madrid, 22/03/ 2013 - 21:06 CET). Aunque el informe técnico “no dice que la culpa sea del arquitecto exclusivamente, sino de todos los sujetos intervinientes en el proceso constructivo” lo cierto es que el Gobierno confía en obtener “una respuesta favorable por parte de la empresa constructora y de los técnicos que intervienen en el proceso de dirección de las obras y de redacción del proyecto [y] si no se logra un acuerdo amistoso para que los responsables realicen las reparaciones adecuadas, el Consell recurrirá a los tribunales.”

Es otra mas de las demandas que persiguen a Calatrava, pero lo que nos debería de interesar en Colombia es el hecho de que al contrario de la arquitectura premoderna, en la que las formas resultaban de solucionar problemas de emplazamiento, función, construcción y, por supuesto, las formas mismas, la “arquitectura” de las últimas décadas aquí copia formas de moda recurrentes en la arquitectura espectáculo, ya muy criticada en Europa, que generan problemas al ignorar nuestras diferentes circunstancias de climas, paisajes y tradiciones. Y que son las que lamentablemente hipnotizan a nuestros estudiantes de la mano de las revistas internacionales de moda arquitectónica, que no de arquitectura, y las que aquí las imitan. Llegando al extremo de que algunas se subtitulan: Moda, Decoración y Arquitectura. A este extremo hemos llegado, al punto de que premiamos, aplaudimos y publicamos obras que por lo contrario se deberían criticar…y demandar. Por que una cosa es incurrir en errores y otra muy distinta hacer de los errores una estética pérfida, pues mientras la moda pasa, es su esencia, los edificios quedan dañando las ciudades en las que vivimos.

El caso mas notorio, por su importancia, consecuencia y trascendencia, es sin duda el oprobio que se insiste en construir el la Calle 26 de Bogota, entre el Museo de Arte Moderno y el Parque de la Independencia y las Torres de Salmona y la sede, nada menos, que de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, capitulo de Bogotá y Cundinamarca. Nada ha valido aun pese a la decidida oposición organizada de los vecinos y a la critica pública de no pocos arquitectos no solo de la Capital sino de otras partes del país, preocupados por que ese adefesio haga metástasis en otras ciudades como ya ocurrió en Cali. Incluyendo además edificios que ni siquiera son hechos por arquitectos: son firmados por otros, o firmados por estudiantes recién graduados que trabajan para otros que prefieren ocultar la mano, sin que el Consejo Profesional de Arquitectura se haga cargo de la evidente falta de ética profesional. Ni, peor aun, sin que el gremio tome cartas en el asunto. ¿Cuándo enteremos que en el ejercicio de la profesión es mas importante la ética que la estética? Y que aquella está determinada no apenas por la moral sino también por la Ley.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info.  10.03.2013

28.03.2013 ¿Y Perodias?

Allí, cerca al piedemonte de la Cordillera Central, probablemente hubo un poblado de indios y se constituyo hacia 1630 una encomienda vecina, y a partir de la posterior hacienda colonial fue fundada Florida, trasladada en 1825 a su lugar actual. Perodias (El País, 11/01/2007),  es una de las casas de hacienda mas importantes del valle del río Cauca por su arquitectura, paisaje, ambiente e historia. Su portada, ramada y pesebrera cierran un gran patio cuadrado con la bonita capilla doctrinera, y es una de las tres que quedan en las casas de hacienda de la región. Tuvo coro y su arco de entrada presenta una ornamentación similar a la de La Merced en Cali. Los restos de un acueducto suponen un trapiche anterior al actual, de principios del siglo XX,  y un cercano campamento de dos pisos, "Casa amarilla", es muy interesante.

            Estas casas son parte muy importante de la herencia cultural de una región agraria en la que la ha­cienda ha jugado un papel principal económica y socialmente, cons­tituyendo su mayor   patrimonio arquitectónico, siendo notable la cantidad que aún existe. Construidas siguiendo el mismo modelo de los cortijos andaluces,  derivado de la almunia hispano musulmana, y esta de la villa visigoda, son la vivienda seño­rial que se impone en el paisaje como símbolo de la transformación de la encomienda, con las reformas borbónicas del XVIII, en una verdadera unidad produc­tiva, adquiriendo características propias. Tradición que se remonta a Mesopotamia y Egipto, y ha producido alrededor del Mediterráneo, Ibero América y el Asia tropical las arquitecturas mas entrañables que haya visto la humanidad.

            En 1703 Juan Sancha Barona, quien fue alcalde de Buga, compra Perodias, la que pasa a la familia Restrepo Plata en 1898. En su poder hasta 2010, el municipio de Florida la adquiere a cambio de impuestos futuros. Una descendiente de los Barona casó por poder con el sabio Caldas (matrimonio que no se concreto), José Hilario López habla de la hacienda en sus memorias, y Jorge Isaacs pasaba temporadas allí. Don Francisco Restrepo Plata fue ministro de hacienda y de él reposan en la biblioteca de la casa documentos como un Informe General de 1910. Perodias es, pues, de importancia educativa, turística y recreativa y, bien manejada, una buena inversión, pues el patrimonio construido es un galvanizador social insuperable pues es símbolo de la identidad local, amen de un ejemplo ahora que se habla tanto de arquitectura sostenible.


            La Fundación Patrimonio, presidida por el arquitecto Álvaro Erazo, adelanta gestiones para la restauración de Perodias como parte de un Corredor Turístico Histórico que vincule las haciendas vallecaucanas declaradas como Bienes de Interés Cultural (BIC) de nivel nacional o en proceso de serlo. Pero ahora, después de seis meses de espera, tras radicar el proyecto en la Gobernación del Valle del Cauca, lo tienen "en lista de espera" pues el caso de Perodias, con todo el panorama legal despejado, ha sido relegado, y aunque en el Ministerio de Cultura el proyecto ya fue aprobado, depende de la Gobernación la priorización de los planes relativos a la conservación del patrimonio construido de la comarca. Mientras tanto la casa principal se sigue cayendo a pedazos, como pasó con el trapiche de Cañasgordas.

Columna publicada en el diario El País de Cali. 28.03.2013

21.03.2013 Arquitectura y clima

Como dice con razón Andrés Felipe Jaramillo Salazar  “los elementos de la mal llamada arquitectura bioclimática, son abióticos […] Aire, Sol, Viento, Sombra, Barreras, en fin, una que otra planta” (El País, Vie, 03/01/2013 - 11:33pm), y añade que toda arquitectura debiera ser amigable y armónica con el clima. Y desde luego llamarla bioclimática, y que ahora es una muletilla de moda, pues, como dice Jaramillo, lo que vende es lo verde, lo “bio”. Lo que es tan equivocado como llamar “piel” a fachadas que ni siquiera funcionan de manera similar, que fueron las que dieron origen a denominarla así. Pero de lo que se trata es de volver a tener iluminación y ventilación, o calefacción, naturales. Por eso mismo no pocos insisten en que a la arquitectura mal llamada bioclimática se la designe como arquitectura sencillamente.

            El hecho es que la (mal) llamada arquitectura bioclimática “consiste en el diseño de edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas, aprovechando los recursos disponibles (sol, vegetación, lluvia, vientos) para disminuir el impacto ambiental, buscando reducir los consumos de energía” (wikipedia.org/), pues ahora los edificios son responsables de la mitad o mas del consumo de energía, siendo los principales causantes, aunque indirectos, del cambio climático (S. y S. Behling, Sol Power, 1996). Un edificio bien diseñado, y no apenas “estilado”, como abundan ahora, puede conseguir un gran ahorro e incluso llegar a ser totalmente sostenible, contribuyendo al bienestar general del ser humano, y no apenas el termofisiólogico. Similar a un sistema biológico que se mantiene diverso y productivo con los recursos de su entorno, que fue lo que dio origen a llamar mal a la arquitectura que usa sistemas pasivos de climatización e iluminación.

            Mas lo que es mas importante –y urgente- de todo esto, es que hay que verlo desde la perspectiva de la prosperidad humana. Según el Informe Brundtland, elaborado en 1987 para la ONU, por una comisión de distintas nacionalidades, y encabezada por la doctora Gro Harlem Brundtland, Primer Ministro de Noruega por esa época, el  desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las de las futuras generaciones, de donde el uso de los recursos no renovables debe ser lo más eficiente posible. Lo que sin duda implica un cambio sustancial en cuanto a la idea de sostenibilidad ecológica, el contexto económico y social del desarrollo, el crecimiento de la población y la correcta arquitectura de las nuevas construcciones necesarias para la vida humana.

            En el trópico del valle del río Cauca, con un clima benévolo y doce horas de luz todos los días, sería fácil lograrlo, como lo demuestra la arquitectura colonial y de tradición colonial que queda. Su tipología de patios y solar, propia de barrios como San Antonio, se remonta al gran templo de Amón, en Karnak,  mas de 4.000 años atrás (grandes patios, como pequeños desiertos, seguidos de grandes salas hipóstilas, como pequeños oasis). Y los corredores habitables y los recintos muy cerrados de las casas de hacienda de la región son otra versión de la misma tipología. Pero como nos seduce tanto lo de afuera, y lo norteamericano sigue “in”, seguimos poniendo vidrios y eliminado aleros. Y diciendo sustentable en lugar de sostenible y arquitectura bioclimática en vez de arquitectura apropiada y de ahí propia.


Columna publicada en el diario El País de Cali. 21.03.2013

10.03.2013 Las claves de la arquitectura

Toda construcción para la vida humana esta siempre determinada por su emplazamiento, función, construcción y forma, como lo sintetizó Vitruvio en su tratado (c. 27 y 23 a. C.), pero también por su proceso de diseño. Son imperativos, como la “redondez” de una rueda, la que no se puede suprimir sin que deje de serlo. Y los espacios y muebles ya están medidos. Solo varían las tallas (la gente ahora es mas alta…y mas gorda), los estándares (se han impuesto los norteamericanos) y las costumbres (se come en mesas bajas, “normales” o altas), y desde luego están las modas, como cenar en el suelo, es decir…como al inicio de los tiempos pero ahora con vino.

Ni el planeta ni la especie humana han cambiado fundamentalmente desde que esta existe. Por eso en arquitectura no hay casi nada nuevo bajo el Sol, sólo algunos materiales recientes que han permitido otros sistemas constructivos para vencer la gravedad, diferentes del arco o dos columnas y dintel (ahora pórticos), pero que son usados mas para el espectáculo que para mejorar los edificios. Sólo hay muchísimas variaciones, derivados, combinaciones o reinterpretaciones. Es la historia de la arquitectura, de la cual se nutre toda buena arquitectura, o en la que se termina encontrando el “original” de todo lo “nuevo” que pretende serlo negando su origen.

De ahí que solo evidenciadas estas determinantes básicas sea pertinente buscar referencias para un proyecto nuevo. Como Ulises, que amarrado al mástil de su nave y con sus remeros con los oídos tapados con cera y de espaldas a él, pudo ver a las sirenas mientras gritaba y hacia gestos para que cambiaran el rumbo, pero al no ser oído ni visto eso impidió que sucumbiera a su irresistible llamado. Buscar modelos sin saber por que se busca lo que se busca, conduce al plagio descarado e idiota de la mera forma, como tanto se ve, aplaude y premia en estos días y por todas partes, sumiendo la arquitectura -y las ciudades- en una profunda crisis.

Finalmente, ya establecidas las determinantes del proyecto, o al menos parte de ellas, no hay que temer comenzar a diseñarlo por un ortoedro en el que sus caras son rectángulos perpendiculares entre sí (incluso cuando se los “deconstruye” u oculta con “exteriorismo” para que no parezcan lo que siguen siendo: paralelepípedos rectangulares). Como un óvulo fecundado, que en nueve meses es un todo un bebé, todo proyecto se enriquece al desarrollarlo. Pretender complicarlo de entrada apenas logra la apariencia de una falsa riqueza, un inútil enredo o un espectáculo que pronto se abortará, pues la condición de la moda es, precisamente, pasar de moda.

Además es necesario pasar la cuchilla de Ockham a falta de argumentos para escoger una solución u otra, y decidirse por la mas sencilla que suele ser la mas bella. Es el mismo método que sirvió a lo largo de la Edad Media para zanjar las discusiones escolásticas de los arquitectos sobre el todo y sus partes (el fuste único del románico cedió el paso al conjunto de nervaduras del gótico que bajan al suelo), y que hoy usan matemáticos y físicos pero ignoran los que prefieren el espectáculo de lo artificialmente complicado o novedoso, que sufragan sus ignorantes clientes nuevo ricos -que no conmitantes-, tan necesarios estos como siempre para la buena arquitectura.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 10.03.2013

02.02.2013 Duplitectura

Un edificio en construcción en Chongqing, China, es una copia textual del de Zaha Hadid en Beijing. Pero su promotor dice que no está inspirado en sus curvas sino en las piedras de las orillas del río Yangtze en donde esa ciudad esta construida. Que no es una copia sino una superación (http://www.guardian.co.uk/artanddesign/architecture-design-blog/2013/jan/07/china-copycat-architecture-seeing-double).

Una versión espuria de la capilla de Notre Dame du Haut, en Ronchamp, al este de Francia, de Le Corbusier, apareció en Zhengzhou a finales de la década de 1990. Y aunque fue demolida después de la decidida intervención de la Fundación Le Corbusier, ahora sus ruinas sirven para el escenario surrealista de un restaurante de asados. 

Y en Tianducheng, cerca a Shanghai, una Torre Eiffel de apenas 108 metros, como si hubieran copiado la de Las Vegas, de 164 metros, y no la de Paris, casi dos veces mas alta, flota por encima de la plaza Champs Elysées, pues el sitio es todo una replica opaca, y confusa, que mas da, de la Ciudad Luz (http://planetagadget.com/2007/11/14/replica-de-paris-en-tianducheng-china/). 

No contentos con apenas copiar edificios icónicos, algunos promotores chinos están duplicando pedazos de ciudades. En Tianjin, en el norte de China, una réplica de Manhattan está en construcción en el sitio de un pueblo de pescadores del siglo XV, incluyendo los Centros Rockefeller y Lincoln, y el río Hudson. Para 2019 será el mas grande centro financiero del mundo. 

Y el pequeño pueblo alpino de Hallstatt, con todo y su iglesia de esbelta torre y sus chalets de colores pastel, como su esplendida localización al lado de un lago, se ha reproducido “secretamente” en la ciudad de Huizhou en la provincia de Guangdong al sur de China. Mientras en Chengdu, capital de la provincia de Sichuan. en el sur oeste, un complejo residencial para 200.000 habitantes recrea la británica Dorchester.

El arqueólogo Jack Carlson, arguye que la copia en arquitectura en China tiene sus raíces en algo mas serio que un vergonzoso asunto meramente comercial, pues los paralelos antiguos de estos proyectos de copia sugieren que no se trata de meras folies sino de logros de la primacía global de China (Foreign Policy magazine). 

Y cita al viejo historiador Sima Qian, que relató el importante programa de construcción de la primera dinastía que gobernó China. Cada vez que Qin Shi Huang, su primer emperador, conquistaba a uno de sus rivales, comisionaba réplicas de sus palacios y salones, que se reconstruían en las faldas al norte de la capital.

Actualmente, prácticos que son, si se trata de copiar a las estrellas del espectáculo en que se ha convertido la arquitectura, no tienen inconveniente de copiar sus obras en China. ¿O será que el de Zaha Hadid allá tampoco es de ella? Pero es extraño que no se les haya ocurrido copiar Las Vegas, y hacer una original copia de una copia. 

Es lo que hacen aquí algunos arquitectos que parecen chinos, financiados ya no por emperadores sino por especuladores inmobiliarios o alcaldes que se quisieran emperadores, y escogidos a dedo por el cartel de los contratistas de obras publicas. Copian en Cali, por ejemplo, lo que copian en Bogotá para Medellín. Lamentablemente en Colombia en estos días la copia no es un cuento chino.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 02.02.2013