28.03.2013 ¿Y Perodias?

Allí, cerca al piedemonte de la Cordillera Central, probablemente hubo un poblado de indios y se constituyo hacia 1630 una encomienda vecina, y a partir de la posterior hacienda colonial fue fundada Florida, trasladada en 1825 a su lugar actual. Perodias (El País, 11/01/2007),  es una de las casas de hacienda mas importantes del valle del río Cauca por su arquitectura, paisaje, ambiente e historia. Su portada, ramada y pesebrera cierran un gran patio cuadrado con la bonita capilla doctrinera, y es una de las tres que quedan en las casas de hacienda de la región. Tuvo coro y su arco de entrada presenta una ornamentación similar a la de La Merced en Cali. Los restos de un acueducto suponen un trapiche anterior al actual, de principios del siglo XX,  y un cercano campamento de dos pisos, "Casa amarilla", es muy interesante.

            Estas casas son parte muy importante de la herencia cultural de una región agraria en la que la ha­cienda ha jugado un papel principal económica y socialmente, cons­tituyendo su mayor   patrimonio arquitectónico, siendo notable la cantidad que aún existe. Construidas siguiendo el mismo modelo de los cortijos andaluces,  derivado de la almunia hispano musulmana, y esta de la villa visigoda, son la vivienda seño­rial que se impone en el paisaje como símbolo de la transformación de la encomienda, con las reformas borbónicas del XVIII, en una verdadera unidad produc­tiva, adquiriendo características propias. Tradición que se remonta a Mesopotamia y Egipto, y ha producido alrededor del Mediterráneo, Ibero América y el Asia tropical las arquitecturas mas entrañables que haya visto la humanidad.

            En 1703 Juan Sancha Barona, quien fue alcalde de Buga, compra Perodias, la que pasa a la familia Restrepo Plata en 1898. En su poder hasta 2010, el municipio de Florida la adquiere a cambio de impuestos futuros. Una descendiente de los Barona casó por poder con el sabio Caldas (matrimonio que no se concreto), José Hilario López habla de la hacienda en sus memorias, y Jorge Isaacs pasaba temporadas allí. Don Francisco Restrepo Plata fue ministro de hacienda y de él reposan en la biblioteca de la casa documentos como un Informe General de 1910. Perodias es, pues, de importancia educativa, turística y recreativa y, bien manejada, una buena inversión, pues el patrimonio construido es un galvanizador social insuperable pues es símbolo de la identidad local, amen de un ejemplo ahora que se habla tanto de arquitectura sostenible.


            La Fundación Patrimonio, presidida por el arquitecto Álvaro Erazo, adelanta gestiones para la restauración de Perodias como parte de un Corredor Turístico Histórico que vincule las haciendas vallecaucanas declaradas como Bienes de Interés Cultural (BIC) de nivel nacional o en proceso de serlo. Pero ahora, después de seis meses de espera, tras radicar el proyecto en la Gobernación del Valle del Cauca, lo tienen "en lista de espera" pues el caso de Perodias, con todo el panorama legal despejado, ha sido relegado, y aunque en el Ministerio de Cultura el proyecto ya fue aprobado, depende de la Gobernación la priorización de los planes relativos a la conservación del patrimonio construido de la comarca. Mientras tanto la casa principal se sigue cayendo a pedazos, como pasó con el trapiche de Cañasgordas.

Columna publicada en el diario El País de Cali. 28.03.2013

21.03.2013 Arquitectura y clima

Como dice con razón Andrés Felipe Jaramillo Salazar  “los elementos de la mal llamada arquitectura bioclimática, son abióticos […] Aire, Sol, Viento, Sombra, Barreras, en fin, una que otra planta” (El País, Vie, 03/01/2013 - 11:33pm), y añade que toda arquitectura debiera ser amigable y armónica con el clima. Y desde luego llamarla bioclimática, y que ahora es una muletilla de moda, pues, como dice Jaramillo, lo que vende es lo verde, lo “bio”. Lo que es tan equivocado como llamar “piel” a fachadas que ni siquiera funcionan de manera similar, que fueron las que dieron origen a denominarla así. Pero de lo que se trata es de volver a tener iluminación y ventilación, o calefacción, naturales. Por eso mismo no pocos insisten en que a la arquitectura mal llamada bioclimática se la designe como arquitectura sencillamente.

            El hecho es que la (mal) llamada arquitectura bioclimática “consiste en el diseño de edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas, aprovechando los recursos disponibles (sol, vegetación, lluvia, vientos) para disminuir el impacto ambiental, buscando reducir los consumos de energía” (wikipedia.org/), pues ahora los edificios son responsables de la mitad o mas del consumo de energía, siendo los principales causantes, aunque indirectos, del cambio climático (S. y S. Behling, Sol Power, 1996). Un edificio bien diseñado, y no apenas “estilado”, como abundan ahora, puede conseguir un gran ahorro e incluso llegar a ser totalmente sostenible, contribuyendo al bienestar general del ser humano, y no apenas el termofisiólogico. Similar a un sistema biológico que se mantiene diverso y productivo con los recursos de su entorno, que fue lo que dio origen a llamar mal a la arquitectura que usa sistemas pasivos de climatización e iluminación.

            Mas lo que es mas importante –y urgente- de todo esto, es que hay que verlo desde la perspectiva de la prosperidad humana. Según el Informe Brundtland, elaborado en 1987 para la ONU, por una comisión de distintas nacionalidades, y encabezada por la doctora Gro Harlem Brundtland, Primer Ministro de Noruega por esa época, el  desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las de las futuras generaciones, de donde el uso de los recursos no renovables debe ser lo más eficiente posible. Lo que sin duda implica un cambio sustancial en cuanto a la idea de sostenibilidad ecológica, el contexto económico y social del desarrollo, el crecimiento de la población y la correcta arquitectura de las nuevas construcciones necesarias para la vida humana.

            En el trópico del valle del río Cauca, con un clima benévolo y doce horas de luz todos los días, sería fácil lograrlo, como lo demuestra la arquitectura colonial y de tradición colonial que queda. Su tipología de patios y solar, propia de barrios como San Antonio, se remonta al gran templo de Amón, en Karnak,  mas de 4.000 años atrás (grandes patios, como pequeños desiertos, seguidos de grandes salas hipóstilas, como pequeños oasis). Y los corredores habitables y los recintos muy cerrados de las casas de hacienda de la región son otra versión de la misma tipología. Pero como nos seduce tanto lo de afuera, y lo norteamericano sigue “in”, seguimos poniendo vidrios y eliminado aleros. Y diciendo sustentable en lugar de sostenible y arquitectura bioclimática en vez de arquitectura apropiada y de ahí propia.


Columna publicada en el diario El País de Cali. 21.03.2013

10.03.2013 Las claves de la arquitectura

Toda construcción para la vida humana esta siempre determinada por su emplazamiento, función, construcción y forma, como lo sintetizó Vitruvio en su tratado (c. 27 y 23 a. C.), pero también por su proceso de diseño. Son imperativos, como la “redondez” de una rueda, la que no se puede suprimir sin que deje de serlo. Y los espacios y muebles ya están medidos. Solo varían las tallas (la gente ahora es mas alta…y mas gorda), los estándares (se han impuesto los norteamericanos) y las costumbres (se come en mesas bajas, “normales” o altas), y desde luego están las modas, como cenar en el suelo, es decir…como al inicio de los tiempos pero ahora con vino.

Ni el planeta ni la especie humana han cambiado fundamentalmente desde que esta existe. Por eso en arquitectura no hay casi nada nuevo bajo el Sol, sólo algunos materiales recientes que han permitido otros sistemas constructivos para vencer la gravedad, diferentes del arco o dos columnas y dintel (ahora pórticos), pero que son usados mas para el espectáculo que para mejorar los edificios. Sólo hay muchísimas variaciones, derivados, combinaciones o reinterpretaciones. Es la historia de la arquitectura, de la cual se nutre toda buena arquitectura, o en la que se termina encontrando el “original” de todo lo “nuevo” que pretende serlo negando su origen.

De ahí que solo evidenciadas estas determinantes básicas sea pertinente buscar referencias para un proyecto nuevo. Como Ulises, que amarrado al mástil de su nave y con sus remeros con los oídos tapados con cera y de espaldas a él, pudo ver a las sirenas mientras gritaba y hacia gestos para que cambiaran el rumbo, pero al no ser oído ni visto eso impidió que sucumbiera a su irresistible llamado. Buscar modelos sin saber por que se busca lo que se busca, conduce al plagio descarado e idiota de la mera forma, como tanto se ve, aplaude y premia en estos días y por todas partes, sumiendo la arquitectura -y las ciudades- en una profunda crisis.

Finalmente, ya establecidas las determinantes del proyecto, o al menos parte de ellas, no hay que temer comenzar a diseñarlo por un ortoedro en el que sus caras son rectángulos perpendiculares entre sí (incluso cuando se los “deconstruye” u oculta con “exteriorismo” para que no parezcan lo que siguen siendo: paralelepípedos rectangulares). Como un óvulo fecundado, que en nueve meses es un todo un bebé, todo proyecto se enriquece al desarrollarlo. Pretender complicarlo de entrada apenas logra la apariencia de una falsa riqueza, un inútil enredo o un espectáculo que pronto se abortará, pues la condición de la moda es, precisamente, pasar de moda.

Además es necesario pasar la cuchilla de Ockham a falta de argumentos para escoger una solución u otra, y decidirse por la mas sencilla que suele ser la mas bella. Es el mismo método que sirvió a lo largo de la Edad Media para zanjar las discusiones escolásticas de los arquitectos sobre el todo y sus partes (el fuste único del románico cedió el paso al conjunto de nervaduras del gótico que bajan al suelo), y que hoy usan matemáticos y físicos pero ignoran los que prefieren el espectáculo de lo artificialmente complicado o novedoso, que sufragan sus ignorantes clientes nuevo ricos -que no conmitantes-, tan necesarios estos como siempre para la buena arquitectura.

Columna publicada en el blog de opinión www.torredebabel.info. 10.03.2013