30.10.2014 Casas de verdad

Como bien anota el conocido arquitecto y catedrático catalán Josep
María Montaner (1954-), las casas, en países como Colombia, al menos
las de antes o las pocas que se hacen así ahora, “aunque sean
pequeñas, se van convirtiendo en microcosmos, pequeños mundos
autónomos en los que conviven obras de arte, plantas y árboles,
objetos de artesanía popular y libros” (Arquitectura y crítica en
Latinoamérica, 2011, p.31). Es decir, todo lo contrario a lo que
muestran los engañosos anuncios de decoración en revistas y
periódicos, que en su desfachatez llegan hasta decir que lo que venden
es como vivir en el campo cuando, precisamente, lo están destruyendo.

Pero esos pequeños mundos son imposibles sin el aislamiento y
privacidad que brindan los patios y la esplendidez de las mayores
alturas en las salas de estar. Elementos de la arquitectura de las
casas tradicionales del país que por supuesto se pueden tener en
apartamentos dúplex que en lugar de balcones tengan amplias terrazas a
manera de patios, cerradas con muros que garanticen su intimidad, y
muchas materas con plantas ornamentales, medicinales y hortalizas.
Pero desde luego son mas costosos que los “acuarios” que compra la
gente con vista a otros acuarios que les construirán enfrente, que no
es que sean mas económicos sino mas pobremente baratos.

Mas el problema no es su mayor costo sino el cambio de paradigmas: a
muchos en Cali le gusta vivir como si estuvieran en Miami pues
olvidaron sus casas con patios y solar y les han vendido la idea de
que lo moderno es vivir en un piso alto, entre mas alto mejor, con
grandes ventanales con vistas que son descarados engaños. Y no
entienden que la meta posmoderna de las ciudades en el mundo es que se
more en ellas a partir de sectores que son como pueblos, en los que
todas las necesidades cotidianas están al alcance de una corta
caminada, como en San Antonio, o ir en bicicleta sin la amenaza de los
carros.‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬ Justo como en las ciudades intermedias del país
cuya calidad de vida es superior. ‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Valen, pues, las pertinentes palabras de Ramón Aguiló Obrador (1950-)
político e ingeniero industrial español, que recuerda Gines de
Pasamonte, lector de esta columna
: “Nos gusta la ciudad porque aparte
de espaciosa y antigua guardaba los recuerdos de nuestros antepasados,
los abuelos, nuestros padres y toda la infancia. La ciudad era un
vasto horizonte biográfico sentimental en el que se entrelazaban
infinitas historias casuales donde las calles, los bares, las
librerías, las esquinas, las luces glaucas del amanecer, esas
ardientes carnes de una urbanidad destripada, compartían protagonismo
con los ciudadanos (CRÓNICAS ALEMANAS,
 Ciudad tomada).

“No había manera de desligar nuestra vida de la de nuestra ciudad, que
iba adquiriendo alma y carácter gracias a la capacidad para conservar
todos esos recuerdos que conforman su poliédrica identidad” apunta a
continuación Aguiló, lo que lamentablemente no es posible en el
extremo sur de Cali, que como Palma de Mallorca, su ciudad natal y
cualquier ciudad ya en su mayor parte contemporánea, “se ha convertido
en lo que es porque es una ciudad condenada al olvido, es decir,
condenada a la muerte, condenada a vivir sin vida, a ser un producto
hecho y pensado no para ser vivido, sino para ser consumido y después
desechado”.

Columna publicada en el diario El País de Cali. 30.10.2014

18.10.2014 Los edificios

Del latín aedificĭum, son toda construcción fija, realizada con componentes resistentes y duraderos, para albergar las distintas actividades del ser humano además de su habitación, cuya inventiva fue mejorando poco a poco las técnicas para su construcción y ornamentación, hasta hacer de su proyecto la madre de las bellas artes: la arquitectura.

A más de tumbas, templos, fortificaciones, castillos, palacios, mansiones, villas, casas y apartamentos, a partir del siglo XX los edificios son también para muchos otros usos, al punto de que a inicios del XXI todo es objeto del trabajo de los arquitectos pero aun no hay arquitectura buena para todo por el afán del espectáculo y la moda, en vez de optimizar lo mejor de antes.

Según su propiedad son edificios públicos los pertenecientes a una entidad oficial, local o estatal, aunque no todos son de uso igualmente público. Mientras que los edificios privados son aquellos en que el propietario es una persona natural o jurídica, pero la inevitable vista de sus fachadas y antejardines es de hecho pública, lo que ignoran muchos propietarios.

Según su emplazamiento los edificios están entre medianeras cuando se hallan unidos a las construcciones existentes o futuras a lado y lado ya sea paramentados o retrocedidos; adosados cuando están pegados a una de ellas; aislados cuando lo están por uno o dos de ellos; y finalmente exentos sólo cuando están separados ampliamente por todos los lados.

Según su uso son sobre todo para la vivienda, ya sean casas (del latín casa, choza) o edificios de apartamentos, como también para funciones religiosas, gubernamentales, militares, industriales, comerciales, culturales, educativas, recreativas, deportivas y demás usos dables, independientemente de cual sea su altura, con la cual se los suele confundir pues en general son mas altos que las casas.

Según su sistema constructivo, los edificios son de estructura de muros de carga, puntual (de hormigón, acero o madera) o combinada de muros y columnas, y sus correspondientes entresuelos (de hormigón, acero o madera o combinados), con cubiertas planas, abovedadas o inclinadas, las que junto con sus fachadas determina su aspecto.

Según sus formas, en Iberoamérica son coloniales desde el siglo XVI al XVIII, de tradición colonial, neoclásicos y moderno historicistas (comúnmente llamados republicanos) durante los siglos XVIII y XIX, y ya en el siglo XX modernos y posmodernistas, y en el XXI es de esperar que finalmente sean posmodernos de verdad en todas partes, en especial en el trópico iberoamericano, es decir sostenibles y contextuales.

Según su proyecto, los edificios son arquitectura vernácula, o sea sin un diseño explicito pero siguiendo un tipo; popular cuando son trazados por un constructor o diseñados por un diletante; y, finalmente, arquitectura profesional, aquellos proyectados explícitamente por un arquitecto o compuestos por un reconocido maestro.

Pero todos ellos, públicos o privados, entre medianeras o exentos, de un uso u otro, viejos o nuevos, espontáneos, diseñados o proyectados, junto con unos pocos que son verdaderos monumentos (la gran mayoría de los edificios no lo son ni deben serlo) conforman espacios urbanos tanto privados como públicos, o sea calles, esquinas, barrios, sectores y en últimas las ciudades.

Columna publicada en el semanario virtual caliescribe.com. 18.10.2014