16.11.2006 Las Bienales de Arquitectura

Seria mucho mejor que fueran una completa muestra de carácter didáctico de la arquitectura reciente del país (así es la de Chile) y no apenas un concurso entre los que inscriben sus trabajos. En la última el jurado ni siquiera pudo considerar la biblioteca Virgilio Barco de Rogelio Salmona, el mejor edificio aquí en años recientes, a juicio de muchos, porque simplemente no estaba inscrita. Y deberían llegar a mas gente. Si todos hemos aprendido a interesamos por nuestros artistas y escritores, con mayor razón lo deberíamos hacer con nuestros edificios y ciudades y los que los proyectan.

Las seccionales de la SCA deberían proponer obras realizadas en nuestras diferentes regiones por arquitectos locales o de otras partes, apoyándose para su búsqueda y selección en las universidades. Tambien podrían ser inscritas directamente por los interesados, pero siempre respaldadas por un texto que explique su pertinencia. Muestras regionales, como la del Valle del Cauca, que ya lleva seis ediciones, facilitarían el procedimiento. Y desde luego se deberían incluir obras de colombianos en otros países pero solo si son de nuestro interés, lo mismo que trabajos de Venezuela, Ecuador y Panamá pues compartimos tradiciones, climas y paisajes.

El jurado debería seleccionarse de un banco de críticos, teóricos e historiadores de la arquitectura propuestos por las seccionales. Debería incluir extranjeros, arquitectos premiados y miembros anteriores (como en el Prizker), e incluso no arquitectos. Seleccionaría las obras mas representativas de la mas pertinente arquitectura del país dentro de una amplia gama: interiores; refugios; casas de campo y urbanas y viviendas económicas; edificios de apartamentos, oficinas, industriales, deportivos, culturales y gubernamentales; conjuntos; restauraciones, remodelaciones y reciclajes (como en la bienal canadiense); además de trabajos de historia, teoría y critica.

Los Premios Nacionales deberían ser por unanimidad a obras seleccionadas anteriormente -usadas y conocidas-, y por mayoría solo los otros premios y menciones. El jurado debería trabajar con muchas fotografías (emplazamiento, volúmenes, espacios exteriores e interiores, sistemas constructivos, detalles y uso cotidiano), una memoria, suficientes planos y el texto que respalda cada candidatura. Tendría que visitar todas las obras que considere para los premios y menciones, y explicar el porque de su selección en un acta pública razonada. Debería haber premios del público y de los arquitectos.

La apertura sería a continuación de que el jurado termine su escogencia. Uno de sus miembros debería hablar en su nombre y los demás dar conferencias. Debería haber debates públicos en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. El catalogo contendría todas las obras candidatizadas; con mayor información las seleccionadas y con mucha mas las mencionadas y premiadas, y por supuesto la justificación del Premio Nacional, que ya habría sido publicado en ediciones anteriores. Publicaciones que deberían enviarse a bibliotecas, universidades, colegios y periódicos pues edificios y ciudades son para los ciudadanos y no apenas para concursos entre arquitectos.

Columna publicada en el diario El País de Cali 16.11.2006