Columna publicada en el diario El País de Cali 21.10.2004
21.10.2004 Fernell Franco
La arquitectura moderna y la fotografía son
inseparables de la misma manera que la premoderna lo fue del dibujo. Los
arquitectos vemos primero los edificios en fotos y finalmente los visitamos
para volverlos a fotografiar. Los estudiamos mas como imágenes que como
volúmenes, espacios o ambientes. Las revistas, en las que nuestros estudiantes
y muchos profesores “conocen” la arquitectura de (solo) el mundo desarrollado,
apenas muestran fotografías descontextualizadas de los edificios (de moda)
cuyos planos no se analizan con cuidado. Sin acatar a Le Corbusier, que
recomendaba dibujarlas para mirarlas con atención, cuando visitamos las obras
paradigmáticas de la arquitectura mundial las fotografiamos sin verlas bien
pues generalmente somos malos fotógrafos que a diferencia de los buenos no
miramos antes de fotografiar.
La realidad es que las fotos de arquitectura son muy
difíciles pues edificios y ciudades se perciben con todos los sentidos y no
apenas con una mirada estática. Desde luego hay fotografías de arquitectura que
(aparentemente) son buenas pero casi siempre son de edificios malos que
producen buenas imágenes o el fotógrafo se las ingenia para crearlas. De ahí
que generalmente las fotografías de arquitectura sean malas, inclusive las de
los edificios buenos, pues aunque sean bonitas en si mismas, no pueden mostrar
del todo su calidad ambiental y espacial ni su entorno urbano o natural; y por
eso es que no hay fotos “malas” de edificios malos: solo son feas y por lo
tanto buenas. Pero, claro, a veces hay fotos buenas de edificios buenos: es el
caso de las de Fernell Franco.
Sus primeras fotografías de arquitectura son de
construcciones populares; pero son buenas fotos de arquitectura en la medida en
que muestran lo arquitectónico de esas casas, sus colores y composiciones.
Igual pasa con la serie muy conocida de las ornamentaciones de los monumentos
moderno historicistas de la ciudad, donde el encuadre y la coloración a mano
las distancian de lo que de pastiche tienen esos edificios (mal llamados
republicanos) permitiéndo aludir a los grandes estilos históricos que imitan.
En las de las casas de hacienda, tambien iluminadas, la presencia de elementos
comunes y actuales le ayuda a mostrar al tiempo su pasado y su presente, como
corresponde a la historia de la arquitectura que, como la del arte, se hace en
frente del hecho histórico mismo (Giulio Carlo Argan: La historia del arte como
historia de la ciudad).
Fernell Franco se piensa como un fotógrafo urbano y la
verdad es que tiene innumerables fotos de la ciudad: su gente, actividades y
patrimonio construido. Imágenes que son
lo único que queda en Cali de muchos de sus edificios mas representativos de la
primera mitad del siglo XX; y de la cicatriz que dejaron en el espacio urbano
después de su demolición con motivo de los VII Juegos Panamericanos. Tal vez
por eso no a hecho muchas fotos de arquitectura moderna, aparte de sus
insinuantes reflejos en pavimentos mojados. Sin embargo en su reciente
fotorreportaje a Rogelio Salmona intuitivamente destacó elementos importantes
de su arquitectura como las vistas a los cerros de Bogotá, la tectónica de sus
edificios, la presencia de la gente en ellos y hasta la importancia de su
ornamentación, detalle que los arquitectos que dicen admirarlos no suelen
fotografiar; ni dibujar.
Columna publicada en el diario El País de Cali 21.10.2004
Columna publicada en el diario El País de Cali 21.10.2004