En diferentes partes de Centroamérica y norte de Suramérica se
desarrollaron variaciones de una misma arquitectura doméstica de tradición
hispanomusulmana. Pero con ciertas variaciones debidas a los diferentes paisajes,
pero sobre todo si se trata de casas en las poblaciones o en el campo, y mucho
mas en estas últimas, las que hasta hace poco mas de medio siglo eran las mas
importantes y numerosas.
En las casas de hacienda
y en general en las casas campesinas, priman los corredores periféricos que
miran al paisaje y los patios son abiertos por dos o tres lados, mientras que
en las viviendas urbanas sus corredores, mas estrechos, giran alrededor de uno
o dos patios, que con frecuencia son medios patios cuyo cuarto costado es un
muro, terminando en solares, los que en los muy pequeños cascos urbanos
iniciales daban al campo.
A continuación
cinco ejemplos actuales de dicha arquitectura en el trópico templado y húmedo y
quebrado del valle del río Cauca, ya mencionados en columnas anteriores: tres casas aisladas cerca a la ciudad, un
pequeño condominio en un suburbio, un edificio pequeño, la remodelación de
cuatro casas en un barrio tradicional, cerca al Parque del Acueducto de San
Antonio, que en realidad podría ser, con el del Mirador de Belalcazar y el de
la Colina de San Antonio, un gran parque metropolitano justo al lado del Centro
de la ciudad.
Abajo
del mismo, en el tradicional barrio de San Antonio las cuatro casas remodeladas
son de medios patios y el aporte es haberlos no apenas conservado sino
valorado, pues lamentablemente la tendencia allí, una torpe vulgarización de la
arquitectura moderna, es cubrirlos. Igual que en esta ciudad se cierran con
vidrio los balcones de los apartamentos, anulando su climatización pasiva y el grato
disfrute del viento.
En
Miraflores, en el pequeño edificio mencionado, un pequeño apartamento acoda un
patio con estanque con vegetación y peces; dos apartamentos, uno grande y otro
pequeño, tienen sendas terrazas; dos pequeños y dos grandes cuentan con
pequeños pero profundos balcones, y uno de estos últimos además disfruta de una
azotea mientras el otro tiene su área social debajo de una techumbre a cuatro
aguas. Es decir, todos son parecidos mas no iguales, como lo es la arquitectura
tradicional.
Camino
a Buenaventura, el cuarto ejemplo, las tres casas de fin de semana, dos a este
lado de la cordillera y una al otro, cuentan en conjunto con corredores, patios
abiertos, terrazas, azoteas, y cubiertas inclinadas. Espacios y volúmenes
presentes en la tradición rural de la región, como de la vivienda de veraneo, y
de acuerdo con sus diferentes climas, relieves, vegetaciones y paisajes.
Igualmente
hay corredores, patios adosados, terrazas y techumbres en las seis casas del
pequeño condominio al sur de la ciudad. En estas la vida se lleva
preferencialmente en sus corredores, como en las casas de hacienda, y las salas
y comedores convencionales poco se usan y pasan a ser mas un símbolo y una
alternativa para cuando llueve o hace algo de frio o el sol da en el corredor.
Tradición
arquitectónica, la del valle del río Cauca, que es preciso conocer y
reinterpretar de acuerdo con el paisaje cultural debido a su muy confortable
clima de la región su relieva de “plan” y “loma”, su muy variada, frondosa y
verde vegetación, que proviene de su pasado de casas de hacienda de corredores
y urbanas de patios, a los que se han agregado terrazas y azoteas desde luego
igualmente de tradición hispanomusulmana.
Columna publicada en el diario El País de Cali. 02.03.2017
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