12.12.2015 El cambio climático

Naciones Unidas lo entiende como un cambio atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos comparables. Además del calentamiento global, implica cambios en otras variables como las lluvias, la cobertura de las nubes, los vientos, y todos los demás elementos del sistema como temperatura, humedad y presión atmosférica.

En la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP 21/CMP 11) actualmente en París, se supone que si ahora China y Estados Unidos, los mayores contaminadores del mundo, permiten que se acuerden medidas para impedir el aumento de la temperatura media mundial a mas de 2 grados centígrados, se podrán evitar impactos climáticos peores que los que ya se han presentando recientemente, cada vez mas extremos y frecuentes.

Medidas que afectarán a la arquitectura ya que los edificios directa o indirectamente contribuyen al calentamiento del planeta. La arquitectura siempre había sido bioclimática pero dejó de serlo en el siglo XX, por lo que volver a entenderla como tal podría ayudar a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero al disminuir su consumo de energía y agua, y usando para su construcción materiales con menor huella ecológica.

En este sentido, en el Decathlon Solar para Latinoamérica y el Caribe 2015, en la Universidad del Valle en Cali, se podrán ver hasta el 15 de diciembre de este año diversas propuestas para viviendas bioclimáticas supuestamente inspiradas en las culturas, experiencias y paisajes de sus lugares de origen, como Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, España, México, Panamá, Colombia, Perú, Chile y Uruguay.

Pero lo mas importante es que lo sean de acuerdo a sus climas respectivos, lo que es claro en las de los países con estaciones, mas no así en las del trópico, comenzando por que en este hay diferentes y marcados climas (cálidos, templados y fríos) que permanecen a lo largo del año, sin estaciones, simplificando sus requerimientos y al tiempo diferenciándolos completamente, lo que infortunadamente no es evidente en muchas de las propuestas.

Por otro lado, las viviendas del futuro (o sea ya) deberían ser sostenibles en un sentido mas amplio. Que además de que puedan mantenerse por si mismas y respetar su entorno, eviten su obsolescencia al lograr que sean fácilmente adaptables a las diferentes necesidades y requisitos familiares, pero igualmente que sean de crecimiento progresivo, facilidad de reutilización o remodelación total, y de reciclaje final si fuera el caso.

Que sus formas sean objetivas y no arbitrarias, como insiste Antonio Armesto, del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Universidad Politécnica de Cataluña, que lo sea la arquitectura, en el prólogo a su libro Escritos fundamentales de Gottfried Semper. 2014, dedicado al gran arquitecto y teórico alemán de mediados del siglo XIX. Que se basen en lo sostenible en cada sitio y no en la penúltima moda “verde” de las revistas.

Un acuerdo ambicioso en París limitaría los gases de efecto invernadero y abriría el camino a la reducción del impacto del cambio climático. Y es mucho lo que la arquitectura podría contribuir buscando el compromiso entre clima, paisaje y tradición, propuesto por Le Corbusier (Oeuvre complete 1938-46, 1955), el mas influyente arquitecto del siglo XX, lo que poco consideró la rápida vulgarización de la arquitectura moderna.

Artículo publicado en la revista virtual caliescribe.com. 12.12.2015

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