29.05.2008 El Eje Cafetero

Las facultades de arquitectura de la Universidad Nacional, sede de Manizales, la Universidad Católica Popular del Risaralda, en Pereira, y la Gran Colombia, sede de Armenia, realizaron hace un par de semanas un encuentro sobre arquitectura y sostenibilidad. Arquitectos de México, Venezuela y Colombia (Bogotá, Medellín, Cali y las tres ciudades mencionadas), abordaron diferentes aspectos del tema en más de doce conferencias en tres días. Por un lado u otro quedó claro que la vida en el planeta va cambiar en las próximas décadas debido al crecimiento poblacional, el rápido “desarrollo” económico de algunos países del tercer mundo y la lentitud de las medidas para controlar sus efectos negativos y por supuesto hoy en día globalizados.

Se habló de la importancia del confort, y su ergonomía, acústica e iluminación. De cómo hacer sostenibles asentamientos pobres mediante la intervención de su espacio urbano y equipamiento públicos, acordada con las comunidades. Del gran consumo de energía de los edificios iluminados y climatizados activamente, que los hace la primera causa del calentamiento global, y de su desperdicio de agua potable y su producción de basuras. De la considerable economía que hay mediante la utilización de diseños bio climáticos. De lo que significa que estemos en el trópico húmedo y no en los países de estaciones de donde copiamos todo. De la incidencia de la movilidad urbana en la calidad de vida de las ciudades y en la producción de gases de efecto invernadero. De la búsqueda de nuevos elementos, componentes y materiales arquitectónicos, o sus nuevos usos. Del fraccionamiento del suelo suburbano tomando como ejemplo esa región. Y de cómo todo esto debería incidir en la enseñanza y practica de una profesión abocada aquí a un urgente y profundo cambio.

También se mostraron ejemplos de arquitectura sostenible. Como bellas casas de tierra, madera, guadua, aluminio y cristal, en medio de jardines ecos eficientes, modernos y tradicionales, es decir, realmente pos modernas. Correctos edificios bioclimaticos que encuentran lógicamente sus formas en lugar de imitar las que estén de moda. O un muy interesante refugio de emergencia que por desarrollo progresivo se transforma en vivienda permanente que se puede después crecer más y mejorar, y que permitiría resolver efectivamente el problema de los damnificados y desplazados, conformando nuevos vecindarios o completando los ya existentes. Y no falto el baile y el canto.

Pero indudablemente el mejor ejemplo de sostenibilidad es la nueva eco región en la que se está convirtiendo el viejo Caldas. Sumando los habitantes de las tres capitales y sus poblaciones aledañas, a menos de una hora una de otra cuando se terminen las dobles calzadas actualmente en construcción, se tendrá allí el segundo sistema urbano del país, con muchas de las ventajas de las ciudades medianas, en el centro de departamentos pequeños, y no pocas de las posibilidades de las ciudades grandes pero sin muchos de sus inconvenientes. Todo un ejemplo para el Valle del Cauca que nunca le ha puesto bolas a su sistema de ciudades intermedias, o a que, desde el viejo Caldas hasta Nariño, seamos una región más autónoma: el Sur Occidente Colombiano.

Columna publicada en el diario El País de Cali. 29.05.2008

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